El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) ha emitido una nueva alerta. Esta vez lo ha hecho para avisar de la presencia de aflatoxinas, un tipo de toxinas que están presentes en cultivos agrícolas como el maíz, el maní, los cacahuetes, la semilla de algodón y los frutos secos. En este caso, las autoridades sanitarias lo han detectado en unas almendras procedentes de Estados Unidos.
Según se informa en la alerta publicada por el Rasff, fue en un control fronterizo realizado el pasado 1 de julio cuando se detectó la incidencia y se retuvo el cargamento de almendras que iba destinado al mercado español. El Rasff ha calificado la incidencia como "grave" a pesar de que las almendras no han llegado a ser comercializadas.
Las aflatoxinas son producidas por Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, dos mohos que son abundantes en las zonas cálidas y húmedas del planeta. "Los hongos que producen aflatoxinas pueden contaminar los cultivos en los campos, durante la cosecha o durante el almacenamiento", señala el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
Normalmente, las personas se exponen a las aflatoxinas cuando consumen productos de plantas contaminadas, así como carnes o productos lácteos de animales que las comieron anteriormente. De la misma manera, los agricultores y otros trabajadores pueden estar expuestos a inhalar el polvo generado durante el procesamiento y de los cultivos.
"La exposición a las aflatoxinas se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de hígado", advierte el Instituto Nacional del Cáncer. Los expertos recomiendan también tener precaución con los alimentos que tenemos en casa en lugares húmedos y templados, porque puede aparecerles este moho (en las nueces por ejemplo, suele verse este pelito, o también en los tomates, entre otros alimentos).
En cualquier caso, los expertos alertan de que no basta con quitar el moho que aparece en estos alimentos y que conviene tirarlos para minimizar el riesgo al máximo.
La asociación Facua-Consumidores en Acción ha criticado en numerosas ocasiones la poca información que aparece en este tipo de alertas que emite el Rasff a nivel europeo ya que en ellas aparece muy poca información. Se omite, por ejemplo, cuáles son las empresas productoras o en qué zonas del país se ha fabricado el producto afectado. Esto imposibilita que los consumidores puedan comprobar si han comprado o consumido alguno de los productos alertados.