Pese el auge de los 'superalimentos' en las redes sociales -nuevos ingredientes como las bayas de goji, la quinoa o el venerado aguacate-, los Dietistas-Nutricionistas de todo el planeta coinciden en recomendar lo mismo: alternativas mucho más tradicionales y económicas con propiedades igual de beneficiosas. Ingredientes típicos y humildes que se han transmitido generación tras generación no tienen nada que envidiarles a los nuevos productos trendy: en España, las legumbres y las verduras de la huerta son un perfecto ejemplo.
Desde las antípodas, la popular nutricionista e influencer Rebecca Gawthorne (@nourish_naturally en Instagram) tiene el mismo mensaje: una dieta perfectamente saludable y asequible está perfectamente al alcance del bolsillo cualquiera que haga la compra en un supermercado al estilo occidental. Además, hay otras estrategias 'de toda la vida' que nos ayudarán a comer mejor durante la semana, como el 'batch cooking': dedicar una tarde a preparar los platos y guisos que luego refrigeraremos e iremos consumiendo día a día.
Un aliado de esta práctica es un producto barato pero a menudo denostado por ser considerado como de menor calidad. Hablamos de la verdura -e incluso fruta- congelada. Gawthorne explica que, pese a las preconcepciones, estos productos no han perdido sus propiedades con el ultracongelado, aunque sus cualidades organolépticas -sabor y textura- pueden no ser las mismas que sus alternativas frescas. Son perfectas, en cualquier caso, para preparar smoothies, ensaladas y platos fríos, explica en el Daily Mail.
"Las verduras frescas son fantásticas, pero también lo son las congeladas, en conserva o secas", explica la especialista. "Por ejemplo, las judías y lentejas secas o de bote son increíblemente baratas, versátiles y enriquecedoras para tus comidas". Según Gawthorne, las nuevas técnicas de congelación preservan las propiedades del alimento recién recogido, por lo que conservarán su "proteína vegetal, vitaminas y minerales". También los carbohidratos complejos, ausentes de alimentos como la pasta elaborada con harina refinada, y que obligarían a optar por una versión integral.
En comparación, por tanto, las verduras congeladas son una "opción excelente y asequible" frente a alternativas más caras y menos sanas. Por otra parte, cuando compremos fresco, la experta aboga por productos de proximidad y a menudo más baratos que los cacareados 'superalimentos'. Por ejemplo, la cebolla, la zanahoria e incluso la patata -cuyo perfil nutricional mejora si se consume cocida y en ensaladas frías.
Más verdura congelada en nuestra cesta
Sean judías, menestra o alcachofa, la verdura congelada es una opción saludable que los nutricionistas recomiendan para tratar de alcanzar los 400 gramos diarios que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda y pocos alcanzan en España. La verdura se recoge en su punto máximo de maduración, son llevadas a fábrica, lavadas, envasadas y ultracongeladas para conservarlas hasta 24 meses.
Natalia Moragues, Dietista-Nutricionista y farmacéutica, explicaba a EL ESPAÑOL que "son procesados saludables", vengan enteras o troceadas. "Generalmente es el producto lavado, cortado, congelado, y punto. Como mucho, puede haber sido sometida a un proceso para evitar que ennegrezcan". No obstante, en un país con tradición de huerta como España, "lo suyo es aprovechar la temporada de pimientos por ejemplo, comprarlos, trocearlos en distintos tamaños y congelarlos en bolsas".
En cuanto a las verduras conservadas al natural -champiñones laminados, espárragos o alcachofas-, la especialista recomienda recurrir preferentemente a los botes de cristal. "Con las latas tenemos que tener cuidado de que no esté abollada, ya que el producto puede estar en mal estado si la superficie se ha oxidado, pudiendo llegar a causar una infección", detalla. "Con los botes de cristal hay que asegurarse de que hacen pop al abrirlos".