Japón es el país con la esperanza de vida más elevada del mundo, aunque hay algunas zonas como la isla de Okinawa en la que es común llegar e incluso traspasar el límite de los 100 años. De allí es de donde procede la nutricionista Michiko Tomioka, la cual la nació en Nara. Aunque se mudó a Estados Unidos cuando fue adulta, toda su infancia estuvo acompañada de naturaleza, tradición y comida fresca japonesa.

Ya instalada en el país norteamericano, Tomioka ha intentado conservar y compartir todo lo aprendido sobre su cultura y especialmente sobre la alimentación de los ancianos de Japón: comer con intención y mantener un ikigai, es decir, encontrar un propósito en la vida. Aunque la lista de alimentos recomendados podría ser interminable, Tomioka ha resumido recientemente algunos de los alimentos que toma en su día a día, y especialmente durante el desayuno.

Para empezar, aunque un desayuno occidental típico suele incluir café, solo o acompañado de leche, en Japón es mucho más común echar mano de infusiones. En el caso de Tomioka, explica que su tía de 99 años suele empezar su día con un té matcha, algo que ella ha copiado también para su día a día, usando tazas especiales que le regaló su tía.

En general, el té verde posee diversos beneficios para la salud, dado que contiene vitamina C, vitamina B, fibra y polifenoles con potencial antiinflamatorio. De hecho, estos polifenoles poseen un elevado contenido en antioxidantes, lo que protege a su consumidor contra el daño u oxidación celular.

Además, en Japón es también habitual realizar el chado o ceremonia tradicional japonesa del té, algo que también ha importado esta nutricionista hacia tierras norteamericanas. Ella suele sentarse cada mañana a meditar con su té matcha, su chasen (batidor de bambú), agua caliente y el cuenco especial que usa para tomar té.

Por otro lado, un bocado habitual en la cultura japonesa son las algas marinas, conocidas como kaiso. Como explica la nutricionista, las algas marinas se usan en muchos platos y snacks japoneses y, de hecho, es posible incluirlas en casi cada comida preparada en el país del Sol naciente.

Es un alimento básico, sabroso y sostenible, con muchos beneficios para la salud: es bajo en calorías y alto en fibra, además de poseer una envidiable densidad nutricional por su riqueza en minerales como el yodo, hierro, potasio, magnesio, vitamina B12 y ácidos grasos omega-3. 

Tomioka suele tener entre cinco y diez tipos de altas diferentes en su despensa, con diferentes sabores y usos culinarios. Como ejemplo, explica, usa algas kombu en su sopa de miso junto a algunos champiñones secos, o bien hace una ensalada con algas como wakame y hijiki, o incluso usa algas kanten y pasta de frijoles rojos para hacer dulces veganos. Las posibilidades son ilimitadas.

Soja, edamame y frijoles

Por su parte, Tomioka también habla de otros alimentos de uso muy común en la cultura japonesa, como las legumbres y sus derivados. Como ejemplo esencial, la soja es un alimento básico diario y asequible, sobre todo si se consume mínimamente procesada. Además, sus derivados cada vez son más diversos: edamame, kinako (soja en polvo), leche de soja sin azúcar, natto y miso caseros, o el conocido tofu.

Como recuerda esta nutricionista, la soja es rica en fibra, vitaminas del grupo B, potasio y polifenoles como las isoflavonas. Por otro lado, los frijoles rojos o el azuki son ricos en polifenoles, fibra, potasio, proteínas y vitaminas B.

De hecho, los frijoles rojos se suelen usar a menudo en sopas y postres, como el wagashi, que suele servirse junto al té verde. Este último se prepara con pasta de frijoles rojos, arroz mochi dulce y fruta.

Finalmente, entre otros ejemplos, Tomioka habla de las setas shiitake, un tipo de hongo clave en muchos platos japoneses, rico en vitaminas D y B, además de lentinano, un polisacárido antiinflamatorio. Es habitual usar hongos junto a otros alimentos como el bambú , o bien añadirlos a sopas, como el miso.

Así mismo, el jengibre es conocido por su potencial antiinflamatorio y metabólico, usado de forma habitual en la cultura japonesa para mejorar dolores estomacales. A nivel culinario, es habitual usar jengibre en sopas, salsas y también en dulces.