Cuando hacemos la compra en el supermercado solemos echar en el carrito un montón de productos que pensamos que son saludables, pero en realidad son ultraprocesados. Por lo general, son productos que se anuncian como ideales para adelgazar o como una receta tradicional, pero en realidad tienen las mismas características que el resto de alimentos manufacturados de la industria alimentaria.
En este sentido, la margarina es uno de esos alimentos con los que más habitualmente caemos en la trampa. Hace décadas se popularizó como una alternativa saludable a la mantequilla, pero ya no convence a los expertos. Si bien la mantequilla procede de la nata a la que se le ha ido retirando el suero, el proceso por el cual se elabora la margarina es menos artesanal e implica técnicas que empeoran su calidad nutricional.
"Las margarinas 100% vegetales se obtienen a partir de grasas con un elevado porcentaje de ácido linoleico (un ácido graso esencial para nuestro organismo), una parte del cual debe ser saturado con hidrógeno para que el alimento sea más estable, lo que hace que se originen 'grasas hidrogenadas' y de 'configuración trans', que en nuestro organismo se comportan como las grasas trans", explica este documento del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
Provoca inflamación
El problema de la margarina, además de que se considera un alimento ultraprocesado, es que se trata de un alimento inflamatorio. De hecho, el epidemiólogo y profesor de medicina en la prestigiosa Universidad de Harvard en el departamento de Nutrición, Frank Hu, la incluye en la lista de alimentos que no come nunca para evitar las enfermedades cardiovasculares, pero también la diabetes o, incluso, el cáncer.
Sobre las grasas hidrogenadas, el epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-González, dice en su libro Salud a ciencia cierta que "sus consecuencias para la salud son increíblemente nocivas, porque suben el colesterol malo y bajan el bueno. Además, tienen un efecto inflamatorio y, como alteran la función del endotelio vascular y los lípidos, provocan más resistencia a la insulina, más diabetes, más infartos de miocardio e ictus".
"Muchos de los alimentos que se han asociado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 o las cardiovasculares se asocian también con un exceso de inflamación", explica Hu. "No nos sorprende porque la inflamación ha resultado ser un mecanismo subyacente muy importante en el desarrollo de todas estas enfermedades". De todas formas, Hu explica que podemos combatir la inflamación eligiendo mejores alimentos.
Otros daños de la margarina
A pesar de la mala fama que arrastra la mantequilla, es una opción más saludable que la margarina. Sólo hay que ver la lista de ingredientes de uno y otro producto: mientras que la mantequilla no tiene ingredientes extra, la margarina es toda una emulsión de distintos aceites vegetales, como los de nabina, linaza o girasol, emulgentes y otros aditivos. Ahora bien, la grasa más saludable que podemos usar en la cocina siempre será el aceite de oliva, y mejor si es virgen extra.
La margarina, de hecho, también ha sido contraindicada por otros médicos especialistas. En este artículo de EL ESPAÑOL, la neuróloga Shae Datta explica que: "Un estudio de la revista Neurology encontró que los adultos mayores que tenían niveles más altos de ácido elaídico en sangre (un tipo común de grasa trans) eran más propensos a desarrollar demencia. Es mejor seguir con el aceite de oliva y con la mantequilla de toda la vida".
Si consumimos margarina de vez en cuando, y dentro del marco de una dieta saludable, su impacto para la salud puede ser mínimo. El problema empieza cuando la margarina forma parte de los desayunos diarios, si untamos tostadas todos los días con ella o, incluso, la utilizamos para cocinar. En este caso, es mejor cambiar nuestras opciones de desayuno y cuando nos apetezca una tostada usar la mantequilla tradicional.