Las ciruelas están disponibles principalmente durante los meses de verano, de julio a agosto, con algunas variedades que llegan un poco antes. Estas frutas son muy apreciadas durante el calor estival. España es uno de los grandes productores de ciruelas, con una cosecha cercana a las 200.000 toneladas anuales, lo que asegura su presencia de temporada en los supermercados.

En Mercadona, por ejemplo, se pueden encontrar como novedades ciruelas de dos variedades: la ciruela amarilla y la ciruela Claudia, en este caso originarias de Extremadura y Aragón.

Según la Fundación Española de Nutrición, cada 100 gramos de ciruelas aportan 51 calorías, 0,6 gramos de proteínas y no contienen grasas ni colesterol. También proporcionan 11 gramos de hidratos de carbono, 2,1 gramos de fibra y están compuestas en su mayoría por agua, representando el 86,3% de su peso.

Ciruelas amarillas de Mercadona

En términos de minerales, las ciruelas contienen 14 miligramos de calcio, 214 miligramos de potasio y 19 miligramos de fósforo, haciendo de ellas una opción saludable y refrescante.

Ciruelas claudia de Mercadona

Agua y minerales

Las ciruelas poseen un alto contenido de agua, siendo este su principal componente, lo cual las convierte en una fruta muy refrescante e hidratante, ideal para los meses de verano. En cuanto a las vitaminas, aportan pequeñas cantidades de provitamina A, especialmente en las variedades de color oscuro, y vitamina E.

Para los minerales, el potasio es el más abundante en las ciruelas, lo que contribuye a la regulación de la presión arterial y al funcionamiento adecuado de los músculos y nervios. Además, estas frutas contienen ácidos hidroxicinámicos, como los ácidos cafeico y p-cumárico, que tienen propiedades antioxidantes. También, aunque en menor cantidad, se encuentra el ácido ferúlico.

Las ciruelas poseen además isómeros del ácido clorogénico, como el ácido neoclorogénico y el ácido criptoclorogénico, que también aportan beneficios antioxidantes. Las variedades de ciruelas rojas son especialmente ricas en antocianinas, unos compuestos localizados en la piel de la fruta que no solo le otorgan su característico color, sino que también tienen una potente actividad antioxidante.

Salud digestiva

Como es bien conocido por la sabiduría popular, la principal propiedad beneficiosa de la ciruela para el cuerpo humano es su efecto laxante natural, que resulta fundamental para la salud digestiva. Este beneficio se deriva principalmente de dos componentes clave presentes en la fruta: el sorbitol y la fibra dietética.

El sorbitol es un tipo de alcohol de azúcar que se encuentra de manera natural en las ciruelas, con capacidad para atraer agua hacia el intestino. Esto ayuda a ablandar las heces y facilita su paso a través del tracto digestivo. Este efecto osmótico del sorbitol es particularmente útil para las personas que sufren de estreñimiento, ya que promueve movimientos intestinales más regulares y suaves.

Las ciruelas son también una excelente fuente de fibra dietética, especialmente fibra soluble e insoluble. La soluble -se disuelve en agua- forma una sustancia gelatinosa que puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y glucosa en la sangre. Por su parte, la fibra insoluble agrega volumen a las heces y acelera su paso por el intestino. Esta combinación de fibras es crucial para mantener una digestión saludable y prevenir trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable.

El alto contenido de agua de las ciruelas, que puede llegar hasta el 86%, es otro factor que contribuye a su efecto beneficioso sobre la digestión. La hidratación adecuada es esencial para el funcionamiento óptimo del sistema digestivo, ya que ayuda a mantener las heces suaves y fáciles de evacuar. El consumo de ciruelas puede, por lo tanto, ser una manera sabrosa y natural de asegurar que el cuerpo recibe suficiente agua.