En España se consumen 14.000 millones de tazas de café al año, y aún así no somos de los mayores consumidores a nivel mundial. Con 4,5 kg de café por persona y año, quedamos muy lejos de los 12 kg anuales de países como Finlandia. Y, a pesar de las múltiples evidencias a favor de sus efectos saludables, existen todavía muchos mitos por desterrar.
La CNBC ha consultado con expertos acerca de estos mitos persistentes. Lo primero que aclaran es que el consumo de café es beneficioso para la salud en función de nuestra sensibilidad gastrointestinal y cardiovascular. Un alimento saludable no siempre lo es para todo el mundo por igual, sino que dicha sustancia ha demostrado beneficios en la mayoría de la población.
Como siempre, hay que saber elegir qué café consumimos y en qué cantidades. Hoy sabemos que una pauta saludable implica no superar los 400 mg de cafeína al día, o lo que es lo mismo, alrededor de cuatro cafés expreso. De nuevo, dependerá de la sensibilidad de cada uno, y de cómo lo preparemos. No es lo mismo un café americano -más diluido- que un café concentrado, de cápsula o recién molido.
Por otro lado, aunque el café es rico en polifenoles y antioxidantes responsables de sus beneficios más allá de la propia cafeína, hay que ser cautos con lo que le añadimos. Es habitual agregarle leche, pero también azúcares o miel. Respecto a los edulcorantes no calóricos, el aviso es similar: se trata de sustancias con un gran potencial para dulcificar el café, pero existe evidencia de que la toma de edulcorantes a largo plazo puede alterar nuestro microbioma intestinal.
Otro mito muy extendido es que no deberíamos tomar café a primera hora de la mañana. Algunos argumentan que su consumo puede interferir con el pico de cortisol natural, la conocida como "hormona del estrés", cuya función es vital para el organismo humano y nos ayuda a despertar y estar activos. Su exceso es perjudicial, pero debe mantenerse en un rango óptimo.
Sin embargo, el café no interfiere con esta secreción fisiológica. Tomar café por las mañanas es saludable, y precisamente las primeras horas de la mañana serían las más adecuadas para su consumo. Los expertos consultados por la CNBC sí puntualizan que la toma de café más allá de las 14:00 o 15:00 -después de comer, en el caso de la población de España- no sería recomendable.
"Es el error más común", explica la nutricionista Maddie Pasquariello. "La gente tiende a sobrecargarse de cafeína, pensando que están muy cansados, entre las tres y las cuatro de la tarde, cuando llega el 'bajón'". La experta recomienda consumir en cambio aperitivos ricos en fibra, proteína y grasas saludables como inyección de energía.
Esto se debe a que la cafeína tiene un efecto promedio de 6 horas tras su toma, lo que puede provocarnos problemas de sueño en función de nuestros hábitos. Pero en determinadas personas ese efecto puede durar más si cabe. Así mismo, habrá personas que puedan sentir nerviosismo o malestar estomacal. Lo ideal en estos casos es primero comer algún alimento sólido o beber agua, para que no sea la primera sustancia que tomemos nada más despertar.
El café es un estimulante y por tanto irritante a nivel de la mucosa estomacal. En casos de molestias hay que ir con cierto cuidado. Como resumen y conclusión, hay que tener en cuenta tres factores: qué cantidad, en qué horario y qué sensibilidad individual tenemos frente al café. Los estudios indican que una toma de 3-4 tazas al día (no superando los 400 mg) sería una cantidad saludable y para nada excesiva para la mayoría de la población, aunque eso no quiera decir que sea obligatorio tomar tal cantidad siempre.
Y respecto al tiempo -de nuevo dependiendo de la sensibilidad de cada uno- cabe recordar que la cafeína tiene un efecto promedio de 6 horas que puede dilatarse a las 9 o 12 horas en determinadas personas. Si tomar un café a las 14:00-15:00 hace que suframos insomnio, lo más adecuado sería realizar dicha toma con mayor antelación, para poder disfrutar de sus beneficios pero sin sufrir ningún perjuicio asociado.