Dicen que la cerveza es ese amor de verano que te acompaña todo el año. Y para muchos así es, ya que si nos ponemos a pensar, puede que no recordemos una sola reunión, ya sea de amigos o familiares, en la que no haya cerveza. Esta bebida alcohólica fabricada con zumo de cebada, está a la cabeza de las más consumidas diariamente en España. No obstante, se le atribuye la reputación de ser la causa principal de la conocida "barriga cervecera" por su impacto en nuestro peso.

Su elaboración consta de cuatro ingredientes básicos: agua, cebada, levadura y lúpulo. Así, la cerveza se fabrica malteando cebada, macerando la malta molida resultante con agua caliente para extraer azúcares, filtrando el mosto derivado y llevándolo a hervir con lúpulo para añadir sabor y esterilizarlo. Después se enfría, fermentado con levadura, y finalmente, se madura antes de envasarlo. 

Su origen data del 4 mil a.C., en la región de Mesopotamia, donde era conocida como la bebida del pueblo, ya que el vino estaba reservado para las clases altas. Una popularidad que ha llegado hasta hoy. Por eso, no resulta extraño que mucha gente se haga preguntas sobre ella. Es el caso de una oyente del programa Las Mañanas KISS, de KISS FM, al cuestionar “si tomar dos o tres cervezas al día era realmente malo para tratar de adelgazar”. Una pregunta a la que el nutricionista Pablo Ojeda respondió haciendo hincapié en la cantidad de calorías que contiene una lata de cerveza. 

Menos que otras bebidas

200 son las calorías aproximadas que contiene una lata de cerveza de 330 ml, según Pablo Ojeda. El nutricionista respondía con esta cifra a la oyente del, explicando que tres latas de cerveza diarias “meten alrededor de 600 calorías extra al cuerpo”, una cantidad bastante importante.

Entonces, ¿engorda la cerveza más que otras bebidas alcohólicas? No necesariamente. La clave radica en la cantidad de bebida que se ingiere. Así, por ejemplo, el vino tiene aproximadamente 75 calorías por cada 100 mililitros, una cantidad levemente mayor que la cerveza. Sin embargo, que la cerveza sea más consumida implica que el resultado final acabe siendo más calórico.

El gin tonic se posiciona como la bebida espirituosa más consumida con aproximadamente 180 calorías por 250 ml (tamaño estándar de una copa). Seguida por el whisky cuyos 50 ml ingresan al cuerpo 110 calorías. El ron cola es el siguiente combinado en la lista de preferencias, con 194 calorías aproximadamente por 250 ml. En las últimas posiciones de la clasificación aparecen el cava o champán, cuya copa de 150 ml supone una ingesta de 95 calorías y la sidra, con unas calorías similares a la cerveza. 

En resumidas cuentas, observamos que los destilados son mucho más calóricos que las bebidas fermentadas, y que una menor (o igual) cantidad puede tener un  mayor impacto en el peso. Por otro lado, el cava o el champán resultan tener menos calorías por una copa similar a la de vino, por lo que podríamos considerarla como una bebida que engorda menos.

Aunque, como ya hemos señalado con anterioridad, todo depende de las cantidades que ingerimos. Y el consumo de cerveza en nuesteo país es bastante alto, y que en gran parte se debe a que está direntamente relacionado con la cultura de socialización de bares y tapas y el clima de nuestro país.

¿Saludable?

“Pero, estamos hablando de peso, no de disfrute”, subrayaba Pablo Ojeda tras desvelar las calorías de una lata de cerveza, haciendo alusión a que en un momento de gozo no hay por qué renunciar a esta refrescante bebida. Y es que es frecuente escuchar -y leer- cada cierto tiempo que que apuntan a que la cerveza, consumida de forma moderada y con una dieta adecuada, posee algunos valores nutricionales que podrían resultar de interés. 

Estos bebida fermentada contiene vitaminas del grupo B, especialmente ácido fólico, y minerales como magnesio y calcio. También aporta fibra y antioxidantes provenientes del lúpulo. Incluso se ha llegado a señalar que, en última instancia, su consumo puede ayudar a reducir los niveles de estrés y de ansiedad ya que la asociamos a un momento de disfrute y desconexión. 

Pero a pesar de los aspectos sociales y nutricionales que se le atribuyen, no hay que llevarse a engaño: el consumo de alcohol no es bueno. Como explicamos en El Español, los supuestos beneficios de la cerveza o el vino siempre resultan muy polémicos y no cuentan con el consenso científico. Obviamente, por lo general, no nos va a ocurrir nada grave por tomar una caña de vez en cuando. Pero, por supuesto, sino se quiere renunciar a su sabor, la opción màs saludable es la cerveza sin alcohol, que, además, posee menos calorías que la cerveza tradicional.