Escoger bien cuando tenemos alimentos similares puede marcar la diferencia entre una dieta saludable o no saludable. Cuando vamos a un supermercado, la gran variedad de productos parecidos en apariencia y en precio puede hacer que nos despistemos y no demos la suficiente importancia a detalles que pueden pasar desapercibidos si no nos fijamos bien en el etiquetado. Así, es muy fácil que por desconocimiento acabemos comprando alimentos que no son la mejor opción.
De esto nos habla el entrenador personal Pablo Montaner, más conocido en Instagram por su cuenta @fitnesswithpablo, con más de 42.000 seguidores. En este caso, ha mostrado las diferencias entre dos productos que para los no expertos pueden parecer prácticamente iguales.
Nos referimos a la pechuga de pollo, uno de los alimentos que se consideran muy saludables. En un vídeo cargado en esta popular red social, el entrenador señala dos posibles opciones: el filete de pechuga extra-tierna y el filete de pechuga certificada.
El entrenador personal señala que una de las opciones, la pechuga extra-tierna, además de carne "tiene un montón de conservadores, antioxidantes, dextrosa, aditivos". En cambio, la pechuga certificada es 100% carne de pollo alimentado con un 50% de maíz. Además, destaca que el precio es bastante similar, por lo que no existe razón para escoger el producto adecuado.
En las respectivas etiquetas, podemos ver las principales diferencias entre estos dos productos. En el caso de los filetes pechuga de pollo extra tiernos, nos encontramos con pechuga de pollo (95%), agua, conservadores (E-326, E-262), sal, antioxidantes (E-331 y E-301), fibras vegetales y dextrosa.
Todo esto se traduce en 108 calorías, 1,3 g de grasas, de las cuales 0,4 g son saturadas, 0,5 g son monoinsaturadas y 0,5 g son poliinsaturadas. Además, proporciona 0,7 g de hidratos de carbono, de los cuales 0,6 g son azúcares. 23,4 g de proteínas y 1 g de sal. La bandeja de aproximadamente 560 g tiene un precio de 4,37 euros (7,80€/kg).
En el caso de los filetes pechuga de pollo certificado, el único ingrediente es la carne. Sus valores nutricionales son 110 calorías, 2,1 g de grasas, de las cuales 0,7 g son saturadas. No aporta hidratos de carbono ni azúcares. Proporciona 22 g de proteínas y 0,14 g de sal, que "obedece exclusivamente al sodio presente de forma natural en el alimento".
Son, por tanto, valores similares, pero con alguna diferencia notable, sobre todo en cuanto a los azúcares y la sal. La bandeja de aproximadamente 500 g tiene un precio de 4,35 euros (8,70 €/kg).
Una carne saludable baja en grasas
Como señala la Fundación Española de Nutrición, "la carne de pollo tiene como componente mayoritario, en un 70% aproximadamente, al agua". Además, es una de las carnes más bajas en grasa, especialmente en la pechuga, que contiene alrededor de un 2% de grasa.
Esto la convierte en una opción ideal para aquellos que buscan reducir su ingesta de grasas y calorías, favoreciendo la pérdida de peso o el mantenimiento de un peso saludable. El bajo contenido en grasas saturadas también contribuye a una mejor salud cardiovascular, al ayudar a mantener niveles saludables de colesterol en sangre y reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
También es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, lo que significa que aporta los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita: histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina.
Estas proteínas son esenciales para el buen funcionamiento del organismo, ya que participan en la regeneración muscular, el sistema inmunológico y en la producción de hormonas, como la hormona del crecimiento, clave en la infancia.
La pechuga de pollo también ayuda a incluir en la dieta algunas vitaminas, sobre todo del complejo B, destacando la vitamina B3 o niacina, esencial para el metabolismo de grasas y azúcares y para la salud celular.
También es una fuente de minerales importantes como el magnesio, potasio, fósforo y zinc. El magnesio, por ejemplo, es crucial para el funcionamiento adecuado de los músculos, los nervios y el sistema inmunológico, además de ser fundamental para mantener un ritmo cardíaco saludable.