El higo blanco es uno de esos productos que nos avisa de que el final del verano está cerca, recolectado tras la cosecha de brevas del mismo árbol. Esta deliciosa fruta, que en realidad no es tal, sino lo que se conoce como una flor invertida (inflorescencia), se puede disfrutar desde agosto hasta octubre y se caracteriza por su piel y pulpa de color blanco-verdoso con un corazón rojizo, así como por su sabor dulzón.

Con origen español, en concreto Zaragoza, Mercadona presenta un pack de 420 g, aproximadamente, por 2,52 euros. Se trata, por tanto, de un producto accesible que, a pesar de su pequeño tamaño, es una fuente impresionante de energía y nutrientes esenciales.

En 100 g aporta aproximadamente 72 calorías, lo que lo convierte en un alimento ideal para niños, deportistas y personas que necesitan un aporte energético rápido. Además, incluye vitaminas como A, B1, B2, B3, C y E, y minerales esenciales como potasio, calcio, magnesio, fósforo, hierro y ácido fólico.

Higos blancos de Mercadona

Estos nutrientes hacen que los higos sean altamente beneficiosos para la salud ósea, ya que son ricos en calcio y fósforo, esenciales para la formación y el mantenimiento de huesos fuertes.

Además, los higos destacan por su alto contenido en fibra, lo que contribuye a una buena digestión y ayuda en la eliminación de toxinas del organismo. Gracias a su efecto laxante, son recomendados para personas con problemas de tránsito intestinal o colesterol elevado, ya que la fibra también facilita la reducción del colesterol en sangre.

Su fácil digestión y su capacidad para actuar como emoliente para las mucosas del tracto gastrointestinal lo convierten en un remedio natural para problemas digestivos. Estudios también sugieren que los higos pueden proteger contra el cáncer de colon, gracias a la pectina que disminuye el tiempo de exposición de las sustancias cancerígenas en el intestino grueso.

El poder del ácido fólico

Uno de los nutrientes de los que tenemos que hablar es el ácido fólico. También conocido como vitamina B9, es una vitamina esencial para el cuerpo humano. Desempeña un papel fundamental en numerosos procesos biológicos, especialmente en la síntesis y reparación del ADN, la producción de glóbulos rojos y el crecimiento y desarrollo celular.

El ácido fólico es crucial durante el embarazo, ya que ayuda en el desarrollo adecuado del tubo neural del feto, que posteriormente se convierte en el cerebro y la médula espinal. La deficiencia de ácido fólico en las primeras etapas del embarazo puede causar defectos del tubo neural, como la espina bífida.

También participa activamente en la síntesis y reparación del ADN, así como en la producción de nuevas células. Esto lo hace vital para el crecimiento y el mantenimiento de tejidos, especialmente en etapas de rápido crecimiento, como el embarazo, la infancia y la adolescencia.

Juega un papel esencial en la formación adecuada de glóbulos rojos. Una deficiencia en esta vitamina puede llevar a anemia megaloblástica, una condición en la que los glóbulos rojos son más grandes de lo normal y menos funcionales, lo que resulta en fatiga y debilidad.

Versatilidad culinaria

Los higos son frutas delicadas que deben ser consumidas rápidamente una vez alcanzada su madurez. Un truco sencillo para identificar un higo maduro es observar la presencia de pequeñas grietas en su piel y sentir que cede ligeramente al tacto. Estos signos indican que el fruto ha alcanzado su punto óptimo de dulzura y sabor, listo para ser degustado.

Los higos blancos no solo son deliciosos al natural, sino que también tienen múltiples aplicaciones en la cocina. Su dulzura y textura se prestan perfectamente para la preparación de postres como compotas, mermeladas, helados y tartas.

Sin embargo, su versatilidad también se extiende a platos salados: combinan maravillosamente con quesos frescos o curados, pueden rellenarse con ingredientes cremosos o ser el acompañamiento perfecto para carnes como pato, conejo o cerdo. En ensaladas, aportan un toque único de frescura y dulzura.