Es un dato preocupante: un tercio de las personas entre 18 y 79 padecen hipertensión en nuestro país. Cerca de 10 millones de españoles se encuentran afectados, en cifras absolutas. Es lógico que suponga una de las grandes preocupaciones médicas, y que las instituciones traten de mitigar a la responsable directa de más de 12.000 muertes anuales en España según la Fundación Española del Corazón.
Los expertos -y así de desprende de los estudios realizados- aseguran que es posible reducir el riesgo de hipertensión a través de hábitos cotidianos. Entre ellos, la alimentación desempeña un papel fundamental. Un nuevo trabajo publicado en la revista BMC Medicine deja meridianamente claro que una alimentación saludable es fundamental para mantener nuestro sistema cardiovascular en buen estado. Y para ello, nada mejor que optar por verduras crucíferas como el brócoli, el repollo o la col rizada.
En un ensayo cruzado, controlado y aleatorizado, investigadores de la Universidad Edith Cowan (ECU) descubrieron que consumir cuatro porciones diarias de vegetales crucíferos resultó en una reducción significativa de la presión arterial, en comparación con cuatro porciones diarias de vegetales como la zanahoria, la patata, el boniato o la calabaza.
Reducción de la mortalidad
"Se ha demostrado que los compuestos llamados glucosinolatos, que se encuentran casi exclusivamente en las verduras crucíferas, reducen la presión arterial en animales, pero hasta ahora la evidencia en humanos ha sido limitada", explica Emma Connolly, miembro del equipo que desarrolló la investigación.
Durante el ensayo, los participantes comieron cuatro porciones de verduras crucíferas al día en forma de sopas durante el almuerzo y la cena. En otro momento, comieron sopas hechas con verduras de raíz y calabaza. Se les midió la presión arterial de manera continua durante 24 horas antes y después de ambos períodos de 2 semanas. Los resultados mostraron que la presión arterial bajó significativamente más cuando comían verduras crucíferas que cuando comían otras verduras. Esta reducción podría disminuir el riesgo de ataque cardíaco o derrame cerebral en un 5%.
Por tanto, su consejo es muy claro. "Se recomienda consumir diariamente estos vegetales para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, y estudios observacionales previos han demostrado que las verduras crucíferas, como el brócoli, el repollo y las coles de Bruselas, tienen una relación más fuerte con un menor riesgo de enfermedades cardíacas que otras verduras. Sin embargo, si bien estas verduras se consumen en todo el mundo, las crucíferas generalmente representan una pequeña porción de la ingesta total de vegetales".
Una verdura muy saludable
Aunque los estudios destacan al brócoli como un aliado eficaz en la lucha contra la hipertensión, este es solo uno de sus muchos beneficios. Según la Fundación Española de Nutrición, el brócoli está compuesto por aproximadamente un 61% de agua en cada 100 g de producto fresco. Además, es una excelente fuente de nutrientes esenciales como hierro, fósforo, potasio, vitamina C, folatos y compuestos sulfurosos. Al igual que otras verduras crucíferas, su valor nutricional es notable por su alto contenido en fibra, minerales y vitaminas.
El brócoli también es conocido por su elevada concentración de azufre, que le confiere propiedades antimicrobianas e insecticidas y es responsable del fuerte olor que emana durante la cocción. Su popularidad ha crecido en los últimos años debido a sus múltiples efectos positivos sobre la salud, gracias a sus compuestos antioxidantes y fitoquímicos. Así, ayudan a proteger frente a diversos tipos de cáncer como el de pulmón, próstata, mama, endometrio, útero y tumores del sistema digestivo, incluyendo estómago, hígado y colon.
Con estas cifras, es difícil argumentar en contra de la recomendación de incorporar el brócoli y otras crucíferas similares en nuestra dieta diaria. Sin embargo, no todos logran disfrutar de este alimento, que para algunos resulta insípido o poco atractivo. A pesar de ello, el brócoli es en realidad una verdura muy versátil, que puede integrarse en una gran variedad de platos. La opción más simple es cocinarlo al vapor, pero sus posibilidades culinarias son innumerables, como se detalla en este artículo, desde salteados hasta sopas o guisos.