El consumo de café es variable a lo largo del mundo, destacando países como España, donde tomamos una media de 2,2 tazas de café por español y día. El café se ha relacionado con una mejor salud cardio y cerebrovascular, e incluso con una mejor salud metabólica, siendo la segunda bebida más consumida tras el agua. Pero, como en todo, sus beneficios dependerán de la dosis consumida, entre otros factores.

Recientemente, un estudio presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer 2024, habría sugerido que los efectos del café sobre el deterioro cognitivo serían variables en personas mayores, especialmente dependiendo de la dosis y según si la persona ya presenta algún síntoma de deterioro previo.

Aunque los beneficios del café han sido sobradamente demostrados según las evidencias más recientes, algunos factores como la edad o las alteraciones de salud previas podrían alterar dichos beneficios. Beber café a diario ya se habría relacionado con un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer, llegando a sugerir más beneficios a mayor consumo de café. Pero no todo sería tan fácil.

Al menos así lo sugeriría el reciente trabajo realizado por el Advent Health Reserach Institute, en Orlando (Estados Unidos): una o dos tazas diarias serían buena opción, pero a partir de tres tazas de café diarias, el deterioro cognitivo podría acelerarse en personas mayores de 60 años. Este estudio se centró en la inteligencia fluida, la capacidad para resolver nuevos problemas sin conocimientos previos mediante el razonamiento lógico y el reconocimiento de patrones; se trata de un tipo de inteligencia crucial en la agilidad mental.

Recordemos que el café contiene diversos compuestos bioactivos, como la cafeína o el ácido clorogénico, el cafestol, el kahseol o la eicosanoil-5-hidroxitriptamida, los cuales se vincularían con una mejor salud cerebral. Así mismo, diversos estudios han relacionado el consumo de café con reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular e incluso de sufrir diabetes tipo 2, ambas condiciones estrechamente relacionadas con la salud neurológica. Algunos trabajos habrían relacionado el consumo de hasta cuatro tazas de café al día con una menor mortalidad por cualquier causa, pero en personas sanas.

En este caso, los investigadores dividieron a los más de 8.000 participantes del estudio, cuyos datos procedían del Biobanco de Reino Unido, dependiendo de sus niveles de consumo de café: un consumo elevado (cuatro tazas o más al día), un consumo moderado (tres tazas al día) o un consumo nulo (ninguna taza). Se detectó que los adultos mayores de 60 años que consumían tres tazas mostraban un deterioro cognitivo más lento, en comparación a los que no tomaban café o los que tomaban cantidades elevadas (cuatro o más).

En anteriores estudios, como el que se publicó en Frontiers of Ageing Neuroscience, ya se objetivó que ciertos niveles de café de forma diaria se relacionarían con menor riesgo de pérdida de memoria y mejoras en la función ejecutiva (planificación, autocontrol y atención). Así mismo, un mayor consumo de café se habría relacionado con una ralentización en la acumulación de la proteína amiloide cerebral, un factor que aún hoy en día se sigue considerando clave en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, aunque existen muchas otras hipótesis.

Así mismo, añadir determinadas especias al café también se habría relacionado con una mejor salud cognitiva al potenciar la disminución de la neuroinflamación, como es el caso de la curcumina (la cual aumenta los niveles de BDNF cerebral), el jengibre y su potencial antiinflamatorio, o la nuez moscada, relacionada con mejoras en la memoria y en la prevención de la degeneración neuronal.

En conclusión, el consumo de café sería beneficioso en general, sobre todo en personas sanas y de manera preventiva frente a diversos tipos de enfermedades, pero la dosis siempre importa: hasta cuatro tazas sería una dosis óptima en individuos sanos, pero en caso de sufrir ya cierto deterioro cognitivo, o a partir de los 60 años, este estudio sugeriría no superar las tres tazas diarias. Y, si se sufre hipertensión, dependiendo del buen o mal control que se tenga de la misma, la dosis debería reducirse a una o dos tazas de café al día.