Paella valenciana.

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Nutrición

Los alimentos con fama de saludables que disparan el azúcar en sangre: piden evitarlos en España

Aunque pueden servir para perder peso a corto plazo, rápidamente pueden aumentar la grasa corporal y el azúcar en sangre.

18 septiembre, 2024 02:39

En la tediosa búsqueda de la pérdida de peso, las dietas más populares para adelgazar en países como España suelen centrarse excesivamente en la restricción del consumo de carbohidratos. La dieta cetogénica el ejemplo más conocido. A corto plazo, estas dietas pueden tener sus beneficios, pero en el largo plazo tienden a perder su efecto. De hecho, pueden llegar incluso a ser perjudiciales.

Eso es lo que concluye un nuevo trabajo publicado en Diabetes & Metabolic Syndrome: Clinical Research & Reviews, a cargo de los investigadores de la Universidad de Monash y la Universidad RMIT. Según los investigadores, la eficacia y seguridad de estas dietas a largo plazo, especialmente en personas sanas, podría ser dudosa.

Como explican los autores, seguir un plan dietético bajo en carbohidratos puede ayudar a algunas personas con diabetes a controlar su peso y sus niveles de azúcar en sangre, pero la eficacia y seguridad a largo plazo para aquellos que no tienen diabetes puede ser diferente. Si los azúcares refinados y almidones no se sustituyen por alimentos "adecuados", las dietas bajas o muy bajas en carbohidratos podrían incluso aumentar el riesgo de diabetes.

"Una dieta saludable es la piedra angular para la prevención y el tratamiento de la diabetes tipo 2. Sin embargo, el tipo de dieta recomendada para la prevención en personas sanas puede ser diferente respecto a la dieta recomendada en el tratamiento de la diabetes tipo 2", explican los investigadores.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron datos de salud de casi 40.000 residentes de Melbourne (Australia), que fueron reclutados entre los años 1990 y 1994. Se recopiló información socioeconómica y sobre salud y nutrición al inicio del ensayo y durante el seguimiento en dos intervalos: entre 1995 y 1998, y entre 2003 y 2017. En total, se siguió a los voluntarios durante un periodo de 17 años.

A cada participante se le asignó una puntuación de bajo contenido en carbohidratos, en relación a los ingeridos respecto al consumo de grasa y proteínas. Por ejemplo, aquellos que obtuvieron una puntación en el 20% superior obtenían aproximadamente el 38% de su energía en forma de carbohidratos. Por su parte, aquellos con una puntuación en el 20% inferior obtuvieron aproximadamente el 55% de su energía de este modo.

En definitiva, el primer grupo -el que menos carbohidratos consumía- fue el que tuvo un 20% más de diabetes tipo 2 a lo largo del estudio. Además, la mayor parte de ese riesgo se explicaba por poseer un IMC más elevado. Los hallazgos apuntan a que una dieta baja en carbohidratos puede dar lugar a un aumento de peso a largo plazo, aumentando así el riesgo de enfermedades metabólicas.

Según los investigadores, esto podría deberse principalmente a un elevado contenido de grasa en la dieta, especialmente de grasa saturada. Además, aquellos que tomaban menos carbohidratos en la dieta también tendían a consumir menos fibra, a cambio de más proteínas y grasa, que aquellos que consumían más carbohidratos.

Esto sugeriría que centrarse únicamente en los carbohidratos no es suficiente y "también deben considerarse otros elementos dietéticos", como explican los investigadores. Existe evidencia de que las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteína colaboran en la pérdida de peso a corto plazo -menos de 6 meses-, pero dicha pérdida no se mantiene a largo plazo.

Este no sería el primer estudio que advierte de los posibles efectos adversos de las dietas bajas en carbohidratos o 'keto' a largo plazo. El pasado mes de agosto, otro trabajo ya sugirió una posible relación entre la dieta keto y un aumento del riesgo de sufrir enfermedad cardio o cerebrovascular, diabetes tipo 2 y síndrome de intestino irritable.

Como puntualizan los investigadores responsables del estudio, la evidencia actual sugiere que una dieta equilibrada es una de las mejores formas de prevenir enfermedades metabólicas. Eliminar azúcares refinados y almidones es adecuado, siempre y cuando no se sustituyan por grasas saturadas, dado que podría producirse un problema totalmente diferente en lugar de una solución.