Un plato de lentejas al estilo más tradicional.

Un plato de lentejas al estilo más tradicional. Pixabay

Nutrición

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Un nuevo estudio ha confimado el papel de la dieta MIND a la hora de frenar el deterioro cognitivo. 

20 septiembre, 2024 03:01

Aunque cada vez existe más evidencia sobre qué alimentos o grupo de alimentos funcionarían mejor contra la neuroinflamación, o como forma de preservar o mejorar la memoria a largo plazo, la realidad es que la dieta MIND sigue siendo uno de los patrones más estudiados en ese sentido. En última instancia, la dieta MIND no es más que una combinación de la dieta mediterránea y la dieta DASH, donde se incluyen cereales integrales, aceite de oliva, aves, pescado, legumbres, frutos secos y verduras de hoja verde; pero también se prioriza el consumo de bayas sobre otras frutas, y se recomiendan una o más raciones de pescado a la semana.

Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Neurology sugeriría que aquellas personas que llevan una dieta lo más similar posible a la dieta MIND serían los que tendrían un menor riesgo de deterioro cognitivo, independientemente de la etnica o raza.

Cada vez son más las personas que sufren deterio cognitivo en el mundo, como bien explica el Dr. Russel P. Sawyerm de la Universidad de Cincinnati en Ohio, y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología: "Dado que el número de personas con demencia aumenta con el envejecimiento de la población, es fundamental encontrar cambios que podamos hacer para retrasar o ralentizar el desarrollo de los problemas cognitivos. Estamos especialmente interesados en ver si la dieta afecta al riesgo de sufrir deterioro cognitivo, tanto en población de raza blanca como de raza negra"

Así pues, los investigadores analizaron a 14.145 personas con una edad media de 64 años, siendo el 70% de los participantes de raza blanca y el 30% de los participantes de raza negra. Se les hizo un seguimiento de 10 años de media, donde completaron cuestionarios sobre su dieta, gracias a los cuales los investigadores pudieron objetivar en qué medida sus patrones alimentarios coincidían con las directrices de la dieta MIND.

Se otorgaba un punto por cada uno de los siguientes items, siendo el máximo de puntos de 12 (donde se seguiría una dieta MIND perfecta):

- Tres o más raciones diarias de cereales integrales.

- Seis o más raciones semanales de verduras de hoja verde.

- Una o más raciones diarias de otras verduras.

- Dos o más raciones semanales de bayas.

- Una o más raciones semanales de pescado.

- Dos o más raciones semanales de aves de corral.

- Tres raciones semanales de legumbres.

- Cinco raciones diarias de frutos secos.

- Cuatro o menos raciones semanales de carne roja.

- Una o menos raciones semanales de comida rápida o frita.

- Una o más raciones semanales de aceite de oliva.

- Una o menos cucharadas de mantequilla o margarina al día.

- Cinco o menos raciones semanales de bollería y dulces.

- Un vaso de vino al día.

Se dividió a todos los participantes en tres grupos: un grupo de baja adherencia a la dieta, con una puntuación media de cinco; un grupo de adherencia media a la dieta, con una puntuación media de siete y un grupo de alta adherencia a la dieta, con una puntuación media de nueve. En todos los casos se realizaron mediciones de habilidades de pensamiento y memoria tanto al principio como al final del estudio.

Durante el estudio, 532 participantes del grupo de baja adherencia desarrollaron deterioro cognitivo (el 12% de los 4.456 del grupo), 617 participantes del grupo de adherencia media desarrollaron deterioro cognitivo (el 11% de los 5.602 del grupo) y 402participantes del grupo de adherencia elevada desarrollaron deterioro cognitivo (el 10% de los 4.086 del grupo). Tras ajustar factores como la edad, tensión arterial y diagnóstico de diabetes, los investigadores detectaron que las personas con una elevada adherencia a la dieta MIND tenían un riesgo un 4% menor de sufrir deterioro cognitivo en comparación al grupo de baja adherencia.

Al dividir por género, se detectó un riesgo un 6% menor en las mujeres, pero no hubo una reducción de riesgo en los hombres.

Así mismo, también se analizó la rapidez con la que se producía el deterioro cognitivo, objetivándose que las personas que seguían una dieta MIND sufrían un deterioro más lento, y esta asociación era más fuerte en los participantes de raza negra que en los de raza blanca. Eso sí, una de las limitaciones del estudio, como corroboran los mismos investigadores, fue que solo se tuvo en cuenta a participantes de raza blanca y raza negra mayores, sin tener en cuenta otras étnias ni otros grupos de edad, por lo que estos resultados podrían no ser extapolables a otros grupos.