Aunque, en última instancia, el estilo de vida en general es el que marca la diferencia frente al riesgo de sufrir una u otra enfermedad, uno de los pilares básicos de este estilo de vida es la dieta. Como dijo el filósofo alemán Ludwig Feuerbach, "somos lo que comemos". Y no es una simple frase hecha.
En cuanto al riesgo de enfermedad cardio y cerebrovascular se refiere, y especialmente en el caso de la demencia, el consumo de determinados alimentos habría demostrado reducir e incluso evitar esta patología asociada al envejecimiento. Ahora, un nuevo estudio publicado en JAMA Network Open volvería a hacer hincapié en determinados alimentos y bebidas a tener en cuenta; incluyendo el vino tinto.
El debate alrededor del consumo de vino tinto y la salud sigue vigente, y de hecho existen estudios recientes analizando sus pros y contras. La clave, como sucedería con otros alimentos como bayas, té y chocolate negro, sería su riqueza en antioxidantes como los flavonoides, y el potencial de estos frente al envejecimiento cerebral y el posible desarrollo de demencia.
Sí, el vino tinto contiene alcohol, una sustancia con claros y evidentes perjuicios para la salud. Sin embargo, los investigadores coinciden en que, si se decide beber, hay opciones peores que una bebida rica en flavonoides como es el caso del vino tinto.
En este caso, los investigadores de la Queens University de Belfast, junto a los científicos de la Edith Cowan University de Perth (Australia) se han centrado en la cantidad de flavonoides naturalmente presentes en alimentos y bebidas, y cómo su consumo puede proteger nuetra salud a medida que enevejecemos; aunque el estudio se centró específicamente en el riesgo de demencia.
Como explica Aedín Cassidy, profesora de la Queens University e investigadora principal del estudio:
"La prevalencia mundial de la demencia sigue aumentando rápidamente. En este estudio de cohortes poblacionales, analizamos datos dietéticos de más de 120.000 adultos de entre 40 y 70 años del Biobanco de Reino Unido. Nuestros datos sugieren que consumir al menos seis porciones adicionales de alimentos ricos en flavonoides de forma diaria, como bayas, té y vino tinto, se asociaría con un 28% menos de riesgo de demencia. Y estos hallazgos fueron más notables en individuos con un alto riesgo genético, así como en aquellos con síntomas de depresión"
Concretamente, Cassidy y sus colegas examinaron datos de 121.986 voluntarios cuyos datos obtuvieron del Biobanco de Reino Unido, a partir de un estudio de cohortes cuyos datos se recogieron entre los años 2006 y 2010, y que fueron seguidos durante un promedio de 9.2 años. Se asignó una "puntuación Flavodiet" basada en los flavonoides informados en la ingesta habitual alimentaria de los participantes, incluyendo bebidas, detectando que el consumo de seis porciones diarias sería la cantidad óptima para reducir el riesgo de demencia.
Por otro lado, la mayor reducción de riesgo se observó en aquellos participantes que consumían al menos dos de las siguientes opciones, de forma diaria:
- Cinco porciones de té.
- Una porción de vino tinto.
- 0.5 porciones de vayas.
Según los mismos investigadores, el mayor consumo de antocianinas, flavan-3-oles, fllavonoles y flavonas, principalmente presentes en el té, vino tinto y bayas, serían los responsables de esta mayor reducción de riesgo, mostrando asociaciones inversas con el riesgo de demencia. Se sabe que los flavonoides poseen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y anticancerígeras, y su consumo se ha relacionado con la reducción de riesgo de una amplia variedad de enfermedades crónicas.
Como puntualizan los mismos investigadores, aunque este es un estudio observacional y no es posible demostrar causalidad, se trataría de una medida sencilla para intentar reducir el riesgo de demencia tan solo realizando algunas modificaciones alimentarias en nuestro día a día. Actualmente no existe un tratamiento eficaz frente a la demencia, por lo que cualquier intervención dietética o de estilo de vida es bienvenida.
Además, como sucede con otras enfermedades con factores genéticos asociados, en este caso aquellos participantes con un riesgo genético superior serían los que más se beneficiarían del consumo de flavonoides para reducir su riesgo personal de acabar sufriendo demencia, además de aquellos con otros factores de riesgo como la depresión o la tensión arterial elevada.
Otros alimentos ricos en flavonoides serían los vegetales de hoja verde, la soja o las naranjas, entre muchos otros. Si bien es cierto que el estudio no analizó de forma pormenorizada el consumo de un vaso de vino tinto al día como forma de prevenir el deterioro cognitivo, los investigadores sugieren que la mejor opción es centrarse en realizar una dieta rica en flavonoides en general para ayudar a disfrutar de un envejecimiento cerebral saludable.