La mayoría de enfermedades cardiovasculares causantes de mortalidad y morbilidad en el mundo pueden prevenirse mediante un buen estilo de vida. Así lo atestigua la evidencia científica más actual: la actividad física, buena gestión del estrés, evitar tóxicos como el tabaco o el alcohol y llevar a cabo una dieta saludable son las principales herramientas de prevención.
En este aspecto, sabemos que una buena dieta para el corazón se compone de frutas y verduras frescas, frutos secos, semillas, legumbres, grasas saludables como el aceite de oliva, carne limitada, y pescado. Pero no todos los pescados son iguales, como explica la cardióloga Mary Greene, especialista de Manhattan Cardiology.
El consumo habitual de pescado es característico de dietas saludables, como la dieta mediterránea. Además, múltiples estudios coinciden en que priorizar el pescado azul, rico en grasas saludables, se asocia con una menor mortalidad cardiovascular y una menor mortalidad en general.
Sin embargo, habría un pescado que suele destacar especialmente por sus beneficios a nivel cardiovascular según los cardíologos, motivo por el cual aconsejan su consumo habitual y de forma semanal: el salmón. Esto no será una sorpresa para muchos, ya que es el más consumido en España junto a la merluza. Pero no vale cualquier tipo de salmón, advierte la Dra. Greene.
El salmón es rico en ácidos grasos omega-3, que se relacionan con un menor nivel de triglicéridos, inflamación vascular y riesgo de arritmias vasculares. Pero existen dos tipos de salmones. Primero, el salmón del Atlántico o europeo, presente en aguas del océano Atlántico y el mar Báltico, además de ríos de Francia, Escocia, Noruega y el Norte de España. El segundo es el salmón del Pacífico.
Pero, a su vez, hay que recordar que el salmón es un pescado que se cría en piscifactorías de todo el mundo, pero podemos distinguir entre el salmón salvaje y el salmón de criadero. El salmón fresco que consumimos en España es salmón Atlántico, pero los congelados y sus derivados suelen ser salmones del Pacífico. El ahumado, por su parte, si está procesado en España suele ser del Atlántico.
Para la Dra. Greene, el salmón salvaje sería mejor opción que el de piscifactoría. Su alimentación es mejor, dado que consume otros organismos como el krill y el camarón. El salmón de piscifactoría, por su parte, es alimentado con procesados altos en grasas y proteínas con el fin de darle un mayor tamaño, además de suplementación para darle más color al pescado.
De hecho, todo esto se traduce en cambios nutricionales. El salmón de piscifactoría es más graso, y más rico en ácidos grasos omega-6, siendo su proporción entre omega-3 y omega-6 mayor en el salmón de cultivo que en el salvaje, aunque en ambos casos la proporción es suficientemente equilibrada para su consumo general.
Así pues, como conclusión final, si bien es cierto que es mejor optar por un salmón salvaje si disponemos de la oportunidad. Pero el salmón de piscifactoría también es una buena opción, sobre todo en comparación a otros tipos de pescado, como la panga o la perca, por ejemplo.