Las nuevas normativas de la Unión Europea (UE) sobre fertilizantes y agentes fitosanitarios (plaguicidas o pesticidas) son y serán cada vez más restrictivas con el afán de minimizar el uso de componentes no naturales aplicados en agricultura. Sin embargo, este objetivo global y loable choca recurrentemente con los esfuerzos por parte del agricultor por obtener cosechas más abundantes y productos de mayor calidad.
La agronomía intensiva se ha basado hasta ahora en el principio de “mucho, más y mejor”, utilizando las valiosas herramientas agroquímicas que han venido desarrollándose desde la revolución verde, o sea, en los últimos 50-60 años.
Pero la nueva revolución biológica o natural de la agronomía, la agronomía regenerativa, ha venido para quedarse. Esta ha de ser capaz de producir alimentos vegetales aplicando la regla de “natural, seguro, abundante y de calidad”.
Para ello, de forma gradual, se deben introducir distintas estrategias encaminadas a la reducción progresiva del uso de fitosanitarios de síntesis, la optimización de fertilizantes seguros, el cuidado del suelo y su rizobioma –las raíces y microoganismos–, junto a la aplicación de maquinaria y tecnología inteligente. Todo ello para alcanzar el fin irrenunciable de toda actividad agrícola que es la producción rentable y medioambientalmente sostenible.
Microorganismos, feromonas y nanopartículas
La mayoría de los estudios financiados por la UE incluyen en sus recomendaciones el uso de productos alternativos a los plaguicidas de síntesis química. La principal apuesta son los llamados agentes de biocontrol, esto es, la lucha biológica a través de organismos que compiten y controlan las plagas o enfermedades.
También se apuesta por el uso de feromonas y de fungicidas e insecticidas formulados en nanopartículas.
A la vez, se constata que el control de las plagas con estos agentes biológicos es más compleja y requiere estrategias múltiples coordinadas, con resultados más o menos satisfactorios frente a los tratamientos convencionales.
No obstante, gracias a la I+D pública y privada, se están consiguiendo importantes avances en la obtención de plaguicidas orgánicos que combatan las plagas y enfermedades y de fertilizantes inteligentes que mejoren la utilización de abonos y sus rendimientos, minorizando la liberación e incorporación de los fertilizantes a la atmósfera, los acuíferos y los ríos.
Microorganismos y compuestos naturales
En este nuevo reto hacia una agricultura regenerativa y ecológica, más natural y segura, la comercialización y aplicación de bioestimulantes de origen natural va siendo cada vez más amplia. Estos bioagentes suelen ser de dos tipos: microorganismos autorizados (actualmente cuatro cepas bacterianas) y compuestos naturales extraídos de plantas, algas o fermentados biológicos, principalmente.
En ambos casos, la normativa de la EU claramente establece que se exigirá certificación de funcionalidad, aportando datos científicos contrastados de sus efectos beneficiosos en las plantas.
Por ahora, esta exigencia es muy tenue y apenas se aportan datos con rigor de las presuntas acciones beneficiosas de los bioestimulantes comercializados. Así, son las campañas de marketing de las grandes compañías agroquímicas y las recomendaciones de los agrónomos las que dirigen su consumo y aplicación.
Funciones de la melatonina en plantas
La melatonina, un compuesto natural presente en todos los organismos, presenta un papel multirregulador en plantas. Estimula procesos como la germinación de semillas, la fotosíntesis, el crecimiento y el enraizamiento, inhibiendo la senescencia de hojas y regulando la maduración y senescencia de los frutos.
Además, la melatonina incrementa considerablemente la tolerancia vegetal a estreses bióticos (bacterias, hongos y virus) y abióticos por déficit hídrico, temperaturas extremas, salinidad, contaminantes, etc. Estos aspectos tienen un alto interés en su aplicación en semilleros y en el campo.
En poscosecha, la melatonina induce, generalmente, un retraso en los procesos de maduración y senescencia de los frutos, pudiendo ser un compuesto natural de interés comercial.
Como contraprestación al uso de sustancias químicas, y atendiendo a las necesidades de la normativa europea, nuestro grupo de investigación ha desarrollado un producto natural a partir de plantas ricas en fitomelatonina llamado Phytomel-Agro (PTMA).
Crecimiento y resistencia a patógenos
Este preparado se presenta como un extracto natural, bioestimulador y fitoprotector para el mejoramiento en el desarrollo de las plantas y la postcosecha.
Nuestros estudios previos han demostrado las excelentes propiedades funcionales de estos extractos ricos en fitomelatonina. Inhiben las pérdidas de clorofilas durante la senescencia y activan el crecimiento en plantas durante su desarrollo, y también en postcosecha, de brócoli, tomate, albaricoques y patata.
En tratamientos sobre semilleros de brócoli los datos muestran un incremento en producción y calidad, con mejor desarrollo radicular y foliar. Además, tenemos resultados positivos en otras plantas como lechuga, pimiento, melón, sandía, leguminosas (soja, lenteja, lupino, etc.) y cereales (trigo, cebada, arroz, etc.). También en frutas como melocotón, ciruela, fresa, cereza, plátano, uva, pera, manzana y tropicales.
Respecto a su potencial fitosanitario, se tienen datos positivos frente a distintos patógenos y enfermedades como Botrytis (tomate, fresa, lirio, manzana), Aspergillus (pistacho), Penicillium (cítricos, altramuz) y Fusarium (banana, pepino), y en virus como el virus mosaico del tomate, el virus del tronco del manzano y el virus del rayado del arroz.
Es de destacar que estos extractos ricos en fitomelatonina, además de adecuarse a la vigente normativa europea como bioestimulantes naturales, pueden actuar de forma sinérgica con otros plaguicidas habituales. Ayudan a reducir su aplicación al potenciar la respuesta inmune natural de las plantas.
Mejoras en la asimilación de nutrientes
Además, se tienen datos de sus excelentes cualidades como reguladores del metabolismo primario y secundario de las plantas, optimizando los recursos nutricionales, especialmente la asimilación de nitrógeno, fósforo y azufre.
Así, estos extractos ricos en fitomelatonina deberían ser más estudiados y considerados como un posible recurso para aumentar la eficiencia en la absorción del nitrógeno por las plantas, especialmente en las simbióticas. También es importante estudiar el efecto de estos extractos naturales sobre la rizosfera y su microbiota, sobre los que ya existen algunos datos prometedores.
* Marino Bañón Arnao es Catedrático de Fisiología Vegetal. Fitohormonas y estrés. Fitoquímica y salud, Universidad de Murcia.
** Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.