Según un estudio publicado en Neurology por expertos de la Academia Estadounidense de Neurología, las personas cuya dieta se asemeja más a la dieta MIND pueden tener un menor riesgo de deterioro cognitivo. Se trata de una combinación de las dietas mediterránea y DASH que incluye verduras, en especial las de hoja verde como espinaca, col rizada y berza. También cereales integrales, aceite de oliva, carne de ave, pescado, legumbres y frutos secos. Prioriza las bayas sobre otras frutas y recomienda una o más raciones de pescado a la semana.

"Dado que el número de personas con demencia aumenta con el envejecimiento de la población, es fundamental hacer cambios para retrasar o ralentizar el desarrollo de los problemas cognitivos", explica el autor del estudio, el doctor Russell P. Sawyer, de la Universidad de Cincinnati en Ohio (Estados Unidos) y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología. "Estábamos especialmente interesados en ver si la dieta afecta el riesgo de deterioro cognitivo en los participantes del estudio, tanto negros como blancos".

En el estudio participaron 14.145 personas con una edad media de 64 años. Se les hizo un seguimiento durante una media de 10 años. Los participantes completaron un cuestionario sobre su dieta durante el año anterior. Los investigadores analizaron en qué medida los alimentos que consumían coincidían con la dieta MIND.

Se otorgaba un punto por cada uno de los alimentos propios de esta dieta consumidos a lo largo de la semana. Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos: el grupo de dieta baja obtuvo una puntuación media de cinco, el grupo de dieta media obtuvo una puntuación media de siete y el grupo de dieta alta obtuvo una puntuación media de nueve. Las habilidades de pensamiento y memoria se midieron al principio y al final del estudio.

Durante el estudio, se desarrolló deterioro cognitivo en 532 personas, o el 12% de 4.456 personas del grupo de dieta baja; en 617 personas, o el 11% de 5.602 personas del grupo de dieta media; y en 402 personas, o el 10% de las 4.086 personas del grupo de dieta alta. Después de ajustar factores como la edad, la presión arterial alta y la diabetes, los investigadores encontraron que las personas en el grupo alto tenían un riesgo 4% menor de deterioro cognitivo en comparación con las del grupo bajo.

Los investigadores también analizaron la rapidez con la que las habilidades de pensamiento de las personas se deterioraban a medida que desarrollaban problemas. Descubrieron que las personas que seguían más de cerca la dieta MIND sufrían un deterioro más lento que las que no la seguían, y esa asociación era más fuerte en los participantes negros que en los blancos.

"Estos hallazgos justifican más estudios, especialmente para examinar estos diferentes impactos entre hombres y mujeres y personas blancas y negras, pero es emocionante considerar que las personas podrían hacer algunos cambios simples en su dieta y potencialmente reducir o retrasar su riesgo de problemas cognitivos", concluye Sawyer.