Es uno de los habituales en casi todos los pueblos y ciudades de España. Su aroma característico llama la atención a cualquiera que pase cerca de uno de esos puestos ambulantes en los que las venden envueltas en papel de periódico. Nos referimos a la castaña, uno de los frutos secos más apreciados en España, sobre todo durante los meses de otoño e invierno. Con su sabor suave y ligeramente dulce, se consume principalmente asado durante coincidiendo con las celebraciones de Todos los Santos y la Navidad.
Además de ser un alimento tradicional en muchas regiones, las castañas tienen una rica historia. Los castaños (Castanea vulgaris) fueron introducidos en la península ibérica por los romanos, quienes lo apreciaban mucho. Durante siglos, fueron un alimento básico en Europa antes de la llegada de la patata y el maíz desde América. Hoy, las castañas se utilizan en la preparación de purés que acompañan platos de carne y pescado, y también en sopas, aportando una textura cremosa y un sabor ligeramente dulce. Además, la harina de castaña es una alternativa sin gluten.
En cuanto a su perfil nutricional, a diferencia de la mayoría de frutos secos, son bajas en grasas y ricas en carbohidratos complejos. Por cada 100 g encontramos 209 calorías, 3 g de proteínas, 2,6 g de lípidos totales, de los cuales 0,38 g son ácidos grasos saturados, 0,82 g son ácidos grasos monoinsaturados y 0,87 g son ácidos grasos poliinsaturados. Además, contienen 40 g de hidratos de carbono, 6,8 gramos de fibra y un 47,6% de agua.
Protegen el corazón
Parece imposible negar que, con estos valores, las castañas no solo son deliciosas, sino que destacan por ofrecer numerosos beneficios para la salud. Contienen buenos niveles de grasas saludables y ácidos esenciales Omega 3 y 6, que cumplen una función cardioprotectora. Al ser un alimento de origen vegetal, no contienen colesterol. Su bajo contenido en sodio y su alto contenido en potasio las hacen aptas para las personas hipertensas.
Las castañas también ayudan a combatir la obesidad gracias a su alto contenido en fibra, agua e hidratos de carbono complejos, que las convierten en un alimento saciante con pocas calorías. Un cartucho de 10 castañas asadas tiene aproximadamente 200 calorías. Además, las personas diabéticas pueden consumir castañas con pocas restricciones, ya que los hidratos de carbono presentes en ellas son de absorción lenta y no producen picos de azúcar en la sangre. El potasio también ayuda a controlar la retención de líquidos.
Propiedades antiinflamatorias
Diferentes estudios señalan que las castañas poseen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. El alto contenido en minerales y vitaminas del grupo B convierte a las castañas en un alimento con un efecto protector del sistema nervioso, favoreciendo su buen funcionamiento y reduciendo el riesgo de padecer enfermedades neurológicas.
La alta cantidad de fibra en las castañas ayuda a realizar digestiones ligeras, cuida la flora intestinal y mejora el tránsito intestinal, previniendo problemas como el estreñimiento y enfermedades del intestino grueso, como el cáncer de colon. Es recomendable consumir castañas asadas o hervidas, ya que las castañas crudas pueden resultar indigestas por su contenido en taninos.
El consumo de castañas es beneficioso para la salud ósea y dental, gracias a su contenido en calcio, fósforo y magnesio. Es especialmente recomendable para niños, personas mayores y mujeres, particularmente durante la menopausia. Además, la proteína vegetal de las castañas contiene todos los aminoácidos esenciales y es rica en hierro. Esto las hace especialmente adecuadas para personas con anemia o falta de energía, y son especialmente indicadas para personas veganas y deportistas.