El abadejo (Pollachius pollachius) es un pez blanco de la familia de los gádidos que comparte similitudes con su pariente más famoso, el bacalao. Aunque a menudo se confunden, algunas diferencias nos permiten distinguirlos. Este pez habita en aguas frías del Atlántico Norte y el golfo de Vizcaya y es muy apreciado por su piel fina, que no necesita ser retirada, y por la textura delicada y blanda de su carne.
Los ejemplares adultos pueden medir entre 60 y 80 centímetros y pesar entre 8 y 10 kilogramos. Desde tiempos antiguos, en regiones como el mar del Norte y el Báltico, el abadejo ha sido muy valorado por sus beneficios nutricionales. Como explica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es "una especie apreciada en los mercados del norte de Europa, de carne muy sabrosa, firme, algo oscura y de excelente calidad" que se puede comercializar fresca, congelada o en salazón.
En cuanto a sus valores nutricionales, 100 g de producto contienen en promedio 76 calorías, 17,4 g de proteínas, 0,75 g de grasas, 0 g de hidratos de carbono, 23 mg de magnesio, 320 mg de potasio y 132 mg de fósforo. Es, por tanto, una excelente fuente de ácidos grasos omega 3 y de proteínas de alta calidad, lo que le confiere unas muy interesantes propiedades para nuestro organismo.
Bajo en calorías y rico en minerales
El abadejo es un muy recomendable para el consumo humano, ofreciendo una amplia gama de beneficios nutricionales. Su bajo contenido en mercurio lo convierte en una opción segura, especialmente para niños y mujeres embarazadas. Al ser un pescado blanco, el abadejo tiene un contenido mínimo de grasa, lo que lo hace ideal para dietas bajas en calorías. Además, es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, esenciales para la reparación y construcción de tejidos corporales.
Este alimento es rico en minerales como el yodo, fósforo, potasio y magnesio. El yodo es crucial para la regulación de la tiroides y puede ayudar a mantener niveles saludables de colesterol, así como a fortalecer el cabello, las uñas y la piel. El fósforo es importante para la formación de huesos y dientes, mientras que el potasio y el magnesio desempeñan papeles vitales en la función muscular y nerviosa.
Además, el abadejo aporta ácidos grasos omegas - 3, conocidos por sus beneficios para la salud cardiovascular y cerebral. Estos ácidos grasos ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y cerebrovasculares, además de promover el desarrollo y mantenimiento de las funciones neuronales.
Sus vitaminas del grupo B, como el ácido fólico, son esenciales para la salud general. Estas vitaminas intervienen en la respuesta inmunológica, el correcto funcionamiento muscular y del sistema nervioso, la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento de la salud ocular. Gracias a su bajo contenido calórico y graso, el abadejo es una excelente opción para personas que buscan perder peso o mantener una dieta equilibrada.
Bacalao parece, pero no es
El abadejo y el bacalao comparten varias características, lo que a menudo lleva a confusiones entre ambos. Un dicho finlandés resume bien esta situación: "el bacalao es dinero, el abadejo es comida". Esto se debe a que en muchas ocasiones, se intenta hacer pasar el abadejo por bacalao, vendiéndolo a precio de este último. Para evitar ser engañado, es fundamental conocer las diferencias entre estos dos pescados.
Para distinguirlos, uno de los elementos es el tamaño. El abadejo suele ser más pequeño que el bacalao. También presenta un vientre claro con una línea lateral verdosa que lo caracteriza, mientras que el bacalao tiene la capacidad de cambiar su pigmentación según el entorno acuático en el que se encuentre. Esta variabilidad en el color del bacalao puede hacer que identificarlo sea un desafío, pero observando con atención se puede notar la diferencia. Además, el bacalao tiene una forma corporal más robusta y sus escamas son más prominentes en comparación con el abadejo.