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En España, salir a tomar algo es una de las actividades sociales más comunes. No obstante, según expertos, el consumo de alcohol puede representar un grave riesgo para la salud. Además, este aumenta con la cantidad y frecuencia de ingesta, asociándose con enfermedades que afectan múltiples órganos, incluyendo el cerebro, el hígado y el sistema cardiovascular. Diversos estudios médicos subrayan que beber en exceso o durante largos periodos de tiempo incrementa la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas como el cáncer o problemas neurodegenerativos. Aunque no pueda presentar un grave peligro la toma de vez en cuando, hay una edad clave en la que habría que dejarlo definitivamente.

El doctor Richard Restak, reconocido neurólogo miembro de la American Psychiatric Association, la American Academy of Neurology, y de la American Neuropsychiatric Association, destaca en su libro Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind los efectos adversos del alcohol sobre la memoria y las funciones cognitivas. Según este, las personas mayores de 65 años experimentan una pérdida acelerada de neuronas, y el alcohol puede agravar esta condición, incrementando el riesgo de demencia. El especialista enfatiza la importancia de reducir, a poder ser eliminar, el consumo de alcohol en esta etapa de la vida para preservar la salud cerebral.

Afecta a la salud cognitiva

Los efectos del alcohol en el cerebro no se limitan únicamente a la pérdida de memoria. Restak advierte que otras capacidades cognitivas, como el juicio y la toma de decisiones, también pueden verse afectadas con el tiempo. Estudios recientes han mostrado que el alcohol puede deteriorar las conexiones neuronales, impactando negativamente en la plasticidad cerebral. Esto es particularmente preocupante en personas mayores, quienes ya experimentan una disminución natural de estas capacidades. Además, el experto insiste en que a partir de esta edad clave, las personas comienzan a perder de forma más acelerada neuronas, lo que podría agravarse con la bebida. Afectando a la memoria de forma progresiva.

Puede ocultar síntomas de patologías cardiovasculares

Investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Salud (NIH) también señalan que el alcohol puede enmascarar síntomas de enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a que afecta el funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos, lo que podría retrasar el diagnóstico de afecciones graves como los ataques cardíacos. Según el NIH, las personas mayores que consumen alcohol regularmente están en mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos sin ser conscientes de ello hasta que es demasiado tarde.

Por si fuera poco, el alcohol está vinculado a una mayor incidencia de ciertos tipos de cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, lo ha clasificado como un carcinógeno, responsable de varios tipos de cáncer, entre ellos el cáncer de mama, colorrectal y hepático. En 2020, un informe de la OMS indicó que alrededor del 4% de los casos de cáncer a nivel mundial estaban relacionados directamente con el consumo de alcohol. Un efecto que avalan otras investigaciones como la realizada por científicos españoles, en la que demuestran una conexión entre el consumo de alcohol en personas mayores con el riesgo de morir de cáncer.

Puede acelerar el alzhéimer

El impacto del alcohol en el cerebro también ha sido objeto de estudios en relación con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Un estudio realizado en Estados Unidos reveló que el consumo crónico de alcohol afecta negativamente el metabolismo cerebral, lo que puede acelerar el desarrollo de esta enfermedad. Además, el alcohol eleva los niveles de azúcar en la sangre y promueve la resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo de demencia.

Su influencia en el envejecimiento cerebral es otro aspecto clave. A medida que una persona envejece, el cuerpo pierde la capacidad de regenerar neuronas, lo que aumenta la vulnerabilidad del cerebro ante sustancias tóxicas como el alcohol. Un estudio de la Universidad de Cambridge indicó que los adultos mayores que beben con regularidad presentan un mayor riesgo de deterioro cognitivo acelerado, lo que impacta negativamente en su calidad de vida.

Depresión y la ansiedad 

Restak también menciona los efectos adversos del alcohol sobre la regulación emocional. Las personas mayores que lo consumen de manera frecuente son más propensas a desarrollar trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad. Este deterioro en la capacidad emocional puede agravar el aislamiento social, un factor que también se asocia con un mayor riesgo de demencia y problemas cognitivos.

Uno de sus efectos más conocidos es el de los problemas hepáticos, siendo la cirrosis una de las enfermedades más graves. En concreto, la cirrosis alcohólica es una condición irreversible que puede llevar a la insuficiencia hepática y, en última instancia, a la muerte. Según datos del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el alcohol es responsable del 48% de las muertes por enfermedades hepáticas crónicas en el país.