J. Rodríguez
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Todos pensamos que los alimentos de toda la vida son los mejores para nuestra salud, pero en los últimos años el pan ha sido especialmente cuestionado. Este alimentos se ha colocado en la mesa de los españoles desde hace siglos, pero ahora nos llevamos cada trozo a la boca pensando que nos hará engordar o, peor, que nos hará aumentar nuestro riesgo de padecer ciertas enfermedades.

Ahora bien, esto no sucede con todas las variedades de pan, sino, por desgracia, con la que más nos gusta en España. El pan favorito de los españoles y el que más críticas de los expertos acumula es el pan blanco. Para hacer este pan se toman los granos de trigo y, antes de molerlos para hacer harina, se les retira el salvado.

El salvado es la capa exterior, de color marrón, que está formada por fibra y algunos minerales, principalmente. Al deshacernos de él, obtenemos un pan con una miga muy blanca, más atractivo a la vista y también al gusto. El problema es que, a la vez, el pan se vuelve más insano.

El pan para el cerebro

Pero, ¿por qué? El pan elaborado con harina de trigo cuenta con una gran cantidad de almidón, un carbohidrato que se descompone en azúcares simples a gran velocidad. Sin el salvado, este almidón penetra en el torrente sanguíneo a toda velocidad y se producen picos de glucosa en sangre.

Este proceso que se desencadena después consumir cereales refinados se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar obesidad, diabetes tipo 2 y, por tanto, enfermedades cardiovasculares. 

Eso sí, muchos médicos siguen recomendando el pan, siempre y cuando sea integral. El pan integral es aquel en cuya elaboración se ha conservado la capa de salvado. "La gente piensa de manera equivocada que el pan no es saludable. Y, si están buscando un pan blanco ultraprocesado, tienen razón. Pero el pan de grano completo, y otros cereales integrales, es una fuente saludable de carbohidratos complejos que son buenos para tu cerebro", explica este artículo de Parade en el que participa el neurólogo Augusto Miravalle.

Miravalle es, además, jefe del Centro de Esclerosis Múltiple en el Departamento de Ciencias Neurológicas de la Universidad RUSH, en Estados Unidos. "El cerebro utiliza cerca del 20% de las calorías que consumes, aunque sólo supone el 2% del peso corporal", explica el neurólogo.

"El cerebro quema calorías cuando piensas, recuerdas, aprendes y duermes. Su fuente de energía preferida es la glucosa. Si bien los carbohidratos son importantes para el funcionamiento del cerebro, la salud mental y el retraso del deterioro cognitivo, es crucial elegir carbohidratos saludables y complejos", apunta Miravalle. 

El pan integral es uno de estos carbohidratos que este neurólogo recomienda para la salud de nuestro cerebro. Tal y como explica, tiene un alto contenido de fibra, lo que es positivo tanto para el intestino como para el corazón y el cerebro. Los cereales de grano completo son también una fuente de vitaminas del grupo B, "que mejoran el funcionamiento del cerebro y preservan la salud de este órgano", explica el artículo de Parade. 

El pan integral es, por tanto, mucho más saludable que el pan blanco, pero esto no significa que podamos consumirlo sin límite. Sí, aporta más saciedad y previene el sobreconsumo de calorías, pero tiene un número similar de calorías. Tal y como explica la Universidad de Harvard en su esquema del plato ideal, los cereales que consumimos deberían ser siempre integrales y representar un 25% de nuestro plato de comida. Es decir, que para cuidar de nuestro corazón, intestino y también cerebro, es necesario que también consumamos la pasta y el arroz en su formato integral.