En la cena, es común optar por platos poco saludables debido a la falta de tiempo o energía para cocinar. Al final del día, buscar una opción rápida y sencilla puede llevar a descuidar la calidad nutricional de los alimentos que consumimos.
Afortunadamente, existen recetas saludables y rápidas que no requieren pasar mucho tiempo en la cocina. Estas alternativas permiten disfrutar de una cena nutritiva sin sacrificar ni tiempo ni sabor, proporcionando beneficios importantes para la salud.
La nutricionista Jone Alcuaz propone una receta ideal para estas ocasiones: el pastel frío de calabacín, relleno de queso crema y caballa. Este plato, que se prepara en solo 5 minutos, requiere pocos ingredientes y es fácil de montar en capas alternas de calabacín, queso crema, caballa, cebolla y tomate.
El calabacín es el ingrediente estrella de esta receta, aportando vitamina C, potasio y antioxidantes. Además, su alto contenido en agua hace que sea un alimento ligero y saciante, ideal para una cena que no sobrecargue el sistema digestivo.
Esta receta es especialmente adecuada para quienes buscan controlar su peso o adelgazar, ya que brinda sensación de saciedad sin aportar muchas calorías. Con ingredientes simples y beneficiosos, este pastel frío de calabacín es una excelente opción para cerrar el día de manera saludable.
Los beneficios del calabacín para la salud
El calabacín es una hortaliza que forma parte de la familia de las cucurbitáceas, al igual que sucede con frutas como el melón o la sandía, siendo un alimento que, gracias a su contenido en mucílagos, favorece el tránsito intestinal y suaviza el aparato digestivo.
Cultivada en todas las regiones cálidas del planeta, destaca por su gran contenido en agua, hidratos de carbono y fibra soluble, además de tener otros nutrientes destacados como vitaminas B, vitamina C, folatos, magnesio, potasio y fósforo.
Su composición y perfil nutricional hacen que el calabacín tenga distintos beneficios para la salud, entre los que hay que destacar especialmente los siguientes:
- Previene enfermedades: como sucede con otras hortalizas y verduras, se trata de una excelente fuente de antioxidantes, sobre todo cuando se consume en crudo. Estos antioxidantes ayudan a hacer frente a los radicales libres que dañan el organismo, lo que a su vez ayuda a combatir algunas enfermedades como el cáncer o afecciones cardiovasculares.
- Ayuda a mantener el peso y a adelgazar: gracias a su bajo contenido calórico, es un alimento perfecto para dietas hipocalóricas y en dietas de mantenimiento de peso. Además, su contenido en agua lo convierte en un alimento altamente hidratante.
- Es diurético: el calabacín, rico en agua y potasio y pobre en sodio, favorece la eliminación de líquidos en el organismo, haciendo que sea especialmente beneficioso en el caso de sufrir hipertensión, cálculos renales o retención de líquidos.
- Combate el estreñimiento: los alimentos ricos en fibra ayudan a favorecer el tránsito intestinal y otras enfermedades relacionadas, como el cáncer de intestino grueso, hernia de hiato, hemorroides…
- Ayuda a mejorar las digestiones: gracias a su contenido en mucílagos, suaviza el aparato digestivo y desinflama la mucosa intestinal y digestiva, por lo que es altamente recomendada en personas que padecen de problemas de gastritis.
Cómo cocinar el calabacín
El calabacín es una de las hortalizas más versátiles que se pueden encontrar en la cocina, ya que puede ser la base de la preparación de muchas recetas, pero también se puede usar como guarnición de un segundo plato o incorporar como complemento en pasta, arroces, tortillas, cremas o ensaladas.
También se puede presentar relleno o cortado en tronquitos o barquitas. En cambio, si lo cortamos en rodajas, bastoncitos o láminas finas, lo que hará que se pueda complementar y combinar a la perfección con todo tipo de salsas y aliños. Con el calabacín combinan carnes, pescados, quesos, verduras…, y en lo que respecta a especias, se puede condimentar con cúrcuma, curry o comino. Asimismo, combina muy bien con algunas hierbas aromáticas como la albahaca y la menta, pero también con el eneldo, el cebollino o el clásico perejil.
Para conservar todas sus propiedades es recomendable no pelarlos, motivo por el que es preferible consumirlos de cultivo biológico, y en el caso de que se cueza, se aconseja no tirar el agua resultante, pues se puede usar para hacer cremas o sopas al contener una buena proporción de las vitaminas presentes en la piel del calabacín y que se disuelven en esa agua.
Probablemente, la mejor manera de poder comer el calabacín es crudo o con un ligero golpe de vapor. Para ello, una vez que ha sido lavado, se puede rallar finamente o pasarlos por un espirilizador para convertirlo en espaguetis vegetales. De igual modo, las flores del calabacín, que tienen un sabor dulce con una nota amarga, se pueden consumir crudas en ensaladas, rebozadas, fritas o cocidas al vapor con otras verduras.
Por último, recalcar que es mejor conservar los calabacines en el verdulero dentro del frigorífico, lo que hará que se puedan mantener en perfecto estado durante tres o cuatro días. A partir de entonces, la textura se volverá algo flácida, aunque se podrán seguir consumiendo, por lo que será más indicado destinarlos a utilizarlos como ingrediente para preparar sopas, tortillas o cremas.
Al guardarlos, conviene separarlos de frutas y tomates, pues estos últimos desprenden etileno que puede provocar un aceleramiento del deterioro del calabacín. Si se tiene esto en cuento, se podrán tener a disposición para preparar sabrosas elaboraciones.