Adiós al cáncer de colon: este es el nutriente habitual en las comidas en España que debes evitar en exceso
- Los efectos de una sobrecarga de este mineral no sólo se limitan a este tumor, pues también puede llevar a disfunciones graves en órganos fundamentales.
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Con el paso del tiempo, el interés por el papel que juega el hierro en el desarrollo del cáncer de colon ha crecido dentro de la comunidad médica, ya que el equilibrio de este mineral esencial parece estar vinculado a una mayor o menor predisposición a esta enfermedad. Este elemento químico es un componente vital para el organismo.
El hierro es el responsable de transportar oxígeno a las células a través de la hemoglobina. No obstante, varias investigaciones apuntan a que un exceso de hierro puede promover el crecimiento de células cancerosas. Esta afirmación que encuentra respaldo en un estudio publicado en 2022 en Cancer Medicine.
Este trabajo sugiere que en niveles elevados puede incrementar el riesgo de cáncer colorrectal y de pulmón. Según el gastroenterólogo James Cox, este mineral en exceso fomenta la proliferación de células tumorales al causar daños celulares que pueden acelerar el crecimiento de ciertos tipos de cáncer.
Esto plantea preguntas inquietantes sobre cómo ajustar el consumo de hierro para maximizar sus beneficios y minimizar sus riesgos. "El exceso de hierro puede aumentar el riesgo de cáncer de colon debido a su efecto sobre la proliferación de células tumorales", explicó. "No se sabe si el exceso de hierro aumenta el riesgo real de cáncer de colon en general", explicó a Parade.
Riesgo por carencia
La carencia de hierro, por otro lado, también parece tener implicaciones potencialmente devastadoras. La investigación publicada en Frontiers in Immunology en 2021 sugiere que niveles insuficientes de este mineral pueden debilitar significativamente el sistema inmunológico, lo que, a su vez, permite que células cancerosas se multipliquen sin restricciones en el colon.
Según Michelle Hughes, gastroenteróloga en Yale, el sistema inmunológico depende profundamente de este elemento para llevar a cabo funciones esenciales de protección y ataque contra patógenos y células anormales. En un cuerpo con deficiencia de hierro, las células inmunitarias pierden eficiencia para identificar y destruir células malignas, dejando una puerta abierta para que el cáncer crezca.
Este delicado equilibrio en los niveles de este nutriente resalta lo complejo que es manejar la salud de una manera que proteja contra enfermedades sin generar otros riesgos. Además, por su rol en la hemoglobina y su capacidad para transportar oxígeno a las células, se convierte en un mineral fundamental para la vida misma.
Y por exceso
Sin embargo, cuando se acumula en exceso en el organismo, sus efectos pueden ser perjudiciales. De hecho, una sobrecarga de hierro puede causar daños a nivel celular, incluyendo estrés oxidativo, un proceso que genera radicales libres capaces de destruir estructuras celulares clave como el ADN, los lípidos y las proteínas.
Este tipo de deterioro es particularmente peligroso ya que provoca mutaciones genéticas y altera la funcionalidad de las células, lo que favorece la aparición de tumores malignos.
Los efectos de una sobrecarga de este mineral no solo se limitan al riesgo de cáncer de colon. A largo plazo, el exceso de este mineral en el organismo puede llevar a disfunciones graves en órganos fundamentales como el hígado, el páncreas y el corazón.
Además, estudios clínicos han vinculado la sobrecarga de hierro a un mayor riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares y trastornos hepáticos. Los síntomas de una acumulación excesiva en el organismo pueden incluir desde fatiga hasta ritmo cardíaco irregular, artritis e infecciones bacterianas recurrentes, condiciones que deterioran la calidad de vida y complican el bienestar general.
La cantidad adecuada
La cantidad de este mineral que cada persona necesita depende de distintos factores como la edad, el género y el estado de salud. Las guías del Instituto Nacional de Salud (NIH) sugieren una dosis de 8 mg diarios para hombres adultos y de 18 mg para mujeres premenopáusicas, que requieren una cantidad mayor debido a la pérdida de hierro por la menstruación.
Lo cierto es que habría que tener cuidado con la suplementación de hierro, a menudo vista como algo trivial, ya que no es siempre necesaria ni beneficiosa para todos, y debe considerarse sólo bajo supervisión médica por los factores peligrosos que conlleva su exceso en el organismo.
Para aquellos que enfrentan desequilibrios en sus niveles de hierro, existen alternativas alimenticias que pueden ayudar a restablecer el balance sin recurrir a suplementos. Alimentos como los camarones, el brócoli, los huevos y productos de trigo son fuentes ricas en este nutriente, y su inclusión en la dieta puede ser una forma efectiva de obtener este mineral de manera natural y gradual.
De hecho, las fuentes naturales son preferibles a los suplementos, salvo en casos de deficiencia severa. Además, su biodisponibilidad varía según la fuente de la que proviene, lo cual es crucial al considerar la alimentación diaria. El de origen animal, o hierro hemo, es absorbido más eficientemente por el organismo en comparación con el de origen vegetal.
Esta diferencia significa que quienes siguen una dieta predominantemente vegetariana pueden requerir una ingesta más elevada para compensar la menor absorción. Sin embargo, la ingesta excesiva de carne roja, una fuente rica en hierro hemo, se asocia con un aumento en el riesgo de cáncer de colon. Así, el balance no sólo recae en la cantidad, sino también en la fuente de la que proviene.