El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASFF), encargado de coordinar a las distintas agencias de Seguridad Alimentaria de los países miembros, ha emitido una alerta por contaminación debido a un microorganismo patógeno en mejillones procedentes de España. En concreto, se ha detectado indicios de la presencia de Hepatitis A en los bivalvos, un riesgo de toxiinfección alimentaria calificado como "potencialmente serio".
La detección del riesgo para los consumidores se ha producido durante un control de mercado realizado en Italia, en la región de Puglia concretamente, detalla la RASFF. La especie del mejillón afectado en concreto es la variedad Mytilus Galloprovincialis y ya se ha ordenado su retirada completa del mercado italiano. Este marisco había sido enviado a instalaciones italianas para ser purificado, por lo que también ha sido notificada tanto la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) como la Comisión Europea.
Como suele suceder, el informe de RASFF no precisa qué marca(s) alimentaria(s) se ven afectadas por esta alerta, o cual ha sido la zona de pesca. Organizaciones como Facua han criticado en ocasiones precedentes esta laguna en la información, lo que "imposibilita que los consumidores puedan comprobar si han comprado o consumido alguno de los productos alertados" y "siembra la sospecha" en toda la producción.
El virus de la hepatitis A se disemina en el hígado a través de la vena porta, se replica y secreta por la vía biliar, llega al intestino delgado y es excretado en las heces. Este ciclo persiste hasta que se desarrolla una respuesta inmunitaria con anticuerpos. La transmisión del patógeno se produce principalmente por vía fecal-oral, lo que involucra el consumo de alimentos o agua contaminados y el contacto persona a persona.
Los pacientes suelen experimentar un periodo de incubación de 2 a 4 semanas, con fiebre, malestar, ictericia y otros síntomas como debilidad, náuseas, vómitos. A medida que pasa el tiempo, entre el 10 % y el 15 % de las personas afectadas sufren síntomas generalmente menos graves que en la infección inicial. El espectro abarca desde casos asintomáticos hasta insuficiencia hepática aguda, y la gravedad de la dolencia aumenta con la edad y enfermedades hepáticas previas.
Aunque existe vacuna, no hay ningún tratamiento específico disponible contra la enfermedad una vez que se ha producido, solo para aliviar los síntomas. A nivel mundial y si tenemos en cuenta los datos revisados de 2019, la infección por el virus causó 159 millones de casos, con un resultado de 39 000 muertes. Sin embargo, se cree que esta cifra puede estar subestimada, lo que convierte a la hepatitis A en un problema de salud pública mundial.
Los alimentos que más habitualmente son contaminados son la carne de vacuno cruda y sus derivados poco cocinados, la leche cruda y los productos lácteos elaborados con leche sin pasteurizar, frutas y verduras sin lavar o desinfectar y los moluscos bivalvos. Esto se debe a que los mejillones, como en el caso que nos ocupa, son grandes "depuradores" que filtran el agua marina y pueden adquirir la bacteria en caso de contaminación por alcantarillado.
Los mejillones son uno de los moluscos más consumidos en España junto a otros grandes clásicos como las almejas o los berberechos Se trata de un marisco que, según la Federación Española de la Nutrición (FEN), destaca por un "aporte de proteínas de buena calidad", aunque la cantidad es algo inferior (alrededor de un 10%) a la que podemos encontrar en el resto de moluscos. Por lo demás, también posee una gran cantidad de agua (alrededor del 87%) y una cantidad muy pequeña de grasa (1,9%).
Así, el mejillón también destaca por tener un interesante aporte de hierro, fósforo y yodo. "El hierro que contiene -4,5 gramos por cada 100 gramos de carne de mejillón- es superior incluso al de muchas carnes como la de cerdo o tener, si bien hay que tener en cuenta que los mejillones se consumen en cantidades inferiores a las carnes, y con menos frecuencia", advierte el organismo.