La manera en la que los españoles desayunamos ha cambiado radicalmente en cuestión de unos pocos años. Antes solíamos sumergir una magdalena en café con leche sin ningún tipo de culpa e, incluso, tomábamos zumo de naranja. Ahora el azúcar nos preocupa mucho más que antes, pero estamos algo perdidos en cuanto a cuáles son las mejores opciones. En este sentido, la avena y los huevos han ganado fama de ser dos de los desayunos más saludables que podemos tomar. Pero, ¿cuál es mejor?
Para resolver esta cuestión, Antelm Pujol, médico especialista en Endocrinología y Nutrición, ha compartido en su perfil de X (antes Twitter) un estudio científico en el que se comparan ambas opciones. El trabajo, que se publicó en la revista científica Nutrients, dividió a 50 individuos sanos en dos grupos que tomaron desayunos con el mismo valor energético —340 kilocalorías—, uno a base de avena cocida en agua y otro, de huevos cocidos. El seguimiento de esta población se prolongó durante cuatro semanas.
Según los resultados del estudio, desayunar dos huevos cocidos podría ser mejor porque es más efectivo para controlar la saciedad que la avena. Además, en contra de lo que piensan todavía muchas personas, desayunar huevos no altera los niveles de colesterol en sangre. Tampoco lo hizo en este estudio. "Ninguno de los grupos experimentó cambios significativos en el equilibrio de colesterol LDL y HDL, sugiriendo que ambos desayunos fueron seguros desde la perspectiva cardiovascular", apunta Pujol.
Pero, ¿por qué los huevos aportan más saciedad que la avena, conocida por su alta proporción de fibra? El grupo que desayunó huevos mostró una reducción significativa en la grelina, la hormona del hambre. Esto implica que los participantes experimentaron una mayor sensación de saciedad, lo que podría ayudar a controlar el apetito y reducir la ingesta de calorías a lo largo del día. En cualquier caso, el estudio concluye que ambas son una buena opción para desayunar y cuidar del corazón.
Pujol destaca la buena calidad de este estudio debido a que se trata de un ensayo clínico cruzado y que, por tanto, elimina la variabilidad interpersonal. Aquellos que desayunaron avena manifestaron sentirse ligeramente más satisfechos después de desayunar que los que tomaron huevos. Pero quedaron menos satisfechos después de comer y, sobre todo, cenar. Quienes comieron huevos, por el contrario, experimentaron unos niveles de satisfacción que iban en ascenso a lo largo del día.
En el momento de la cena, los que desayunaron huevos se sintieron mucho más saciados que los del grupo de la avena. El desayuno con avena se basa en una mayor proporción de carbohidratos y el desayuno con huevos destaca en proteínas y grasas, ambas de buena calidad nutricional. Ambas son buenas opciones para la primera hora del día, pero los huevos pueden ayudarnos en mayor medida a adelgazar.