J. Rodríguez
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Las galletas o las tostadas con mantequilla y mermelada era el desayuno más habitual en España hasta hace muy poco. Tomamos conciencia de golpe de que todos estos productos son en realidad perjudiciales para la salud y tuvimos que replantearnos los desayunos de cero. Aparecieron entonces las tostadas con aguacate, la avena cocida y otras opciones que no nos hacen tanta gracia, pero que cuidan mejor de nuestra salud. Sin embargo, se nos colaron algunos desayunos que parecen saludables y no lo son.

Uno de ellos es la granola, que viene a ser como una evolución del cuenco de cereales de toda la vida. Se prepara con un bol en el que se ponen cereales, frutas frescas, semillas, frutos secos y que todo ello se mezcla luego con algo de leche, un yogur o kéfir. Sí, en teoría puede ser un desayuno muy saludable, pero los expertos señalan que muchas de estas granolas que se pueden encontrar en establecimientos contienen ingredientes que empeoran considerablemente sus valores nutricionales.

El médico Kamal Wagle, del Instituto de Neurociencias Hackensack Meridian en el Centro Médico Universitario Hackensack, recomienda que mantengamos el consumo de granola para desayunar al mínimo. ¿Por qué? Según este artículo de la revista Parade, Wagle dice que "muchas recetas de granola tienen algunos ingredientes que pueden provocar daños a corto y a largo plazo en el cerebro y en la salud general cuando se consumen de manera constante". En la práctica, lo que se pone en una granola no siempre es tan saludable.

Apariencia saludable

"Aunque la granola parezca una opción de desayuno saludable, su alto contenido de azúcar, su densidad calórica y sus posibles grasas insanas hacen que sea un alimento para consumir con moderación o evitar", explica el médico. Pero, ¿de dónde pueden aparecer estos componentes poco recomendables? Los azúcares provienen de endulzantes como el sirope de arce, en las recetas más influenciadas por Estados Unidos, la miel o la fruta desecada. Esta última, a pesar de ser fruta, tiene unas concentraciones de azúcar demasiado elevadas.

Al final, Wagle explica que estos bols acaban por tener un alto contenido de azúcares, pero también de grasas poco saludables y poca fibra. "Aunque es delicioso, una revisión del año 2023 de la revista Nutrients indicó que el consumo excesivo de azúcar a largo plazo puede afectar de manera negativa a la función cognitiva. Reducir ciertas grasas, como las saturadas, es crucial para la función del corazón y el cerebro". 

"Un metaanálisis publicado en Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases demostró que las personas que consumen una alta cantidad de grasas saturadas tenían mayor riesgo de ictus", continúa el artículo de Parade. A pesar de que las granolas deben contener, en teoría, cereales integrales, Wagle explica que tienen una cantidad escasa de fibra. El consumo de este nutriente junto al de otros alimentos con efecto probiótico es fundamental para el cuidado de la microbiota.

Wagle advierte de que la microbiota se ha relacionado en varios estudios con el sistema nervioso. "Los alimentos que tomamos pueden influir en la producción de neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, que regulan el estado de ánimo y las emociones", explica Wagle. Según este artículo de la revista Microbiome, las personas que toman menos fibra tienen una mayor probabilidad de sufrir en el futuro deterioro cognitivo. Por esta razón, el médico recomienda elegir otros desayunos que se han relacionado con la prevención frente al deterioro cognitivo: la avena integral, el yogur griego natural con frutos rojos, los huevos o las tostadas integrales con aguacate.

"Una dieta baja en alimentos ultraprocesados y azúcares añadidos puede ayudar a prevenir picos de glucosa en la sangre, que pueden deteriorar las función cognitiva. La inflamación crónica puede dañar las células del cerebro y contribuir al declive cognitivo", afirma Wagle.