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Hace unos días, en EL ESPAÑOL se hizo eco de un informe elaborado por las ONG BLOO y Foodwatch, titulado Toxic tuna. Chonicle of a health scandal. La información encendió una luz de alarma relacionada con uno de los pescados más consumidos en todo el mundo, también en nuestro país. “Todas las latas de atún están contaminadas con mercurio. Todas, sin excepción” expresaba Julie Guterman, licenciada en Ciencias Biológicas y Físicas y responsable de proyectos de investigación de BLOOM.

El estudio, en el que se analizaron 148 latas, revela que el 10,13% contenían niveles de contaminantes superiores a los límites establecidos, fijados en 1 mg/kg para las principales especies de túnidos utilizadas en conservas: atún listado (Katsuwonus pelamis), atún patudo u obeso (Thunnus obesus), bonito del norte (Thunnus alalunga) y atún claro, de aleta amarilla o rabil (Thunnus albacares).

Como es lógico, esta información ha generado cierta preocupación en la población, ya que es uno de los más habituales en nuestra despensa. El Informe de Consumo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación cifra en un promedio de 2,19 kilos la cantidad de este producto que los españoles consumen anualmente, siendo la conserva estrella de nuestro país.

El podio de los más contaminados

En España, el análisis se centró en 30 latas, revelando que todas contenían mercurio, aunque su concentración variaba según la especie. En algunos casos, los niveles registrados superaron los límites legales establecidos para el consumo humano. Un problema, asociado a la bioacumulación, que afecta especialmente a especies depredadoras de mayor tamaño y vida más larga.

El tercer lugar lo ocupa el atún listado (Katsuwonus pelamis). Las tres latas estudiadas contenían niveles de mercurio que oscilaban entre 0,5 y 1 mg/kg, una cantidad dentro de los límites legales pero que sigue siendo significativa, especialmente si el consumo de esta variedad es frecuente. Este pez, más pequeño y menos graso, es una opción habitual en conservas de bajo costo y de uso masivo en platos como ensaladas y sándwiches.

En segundo lugar, encontramos al bonito del norte (Thunnus alalunga), también conocido como atún de aleta larga o barrilote. Aunque se analizó una única lata de esta especie, los resultados fueron alarmantes, ya que los niveles de mercurio superaron ampliamente el límite permitido de 1 mg/kg. Esta especie, muy apreciada en la cocina mediterránea y utilizada en conservas de alta calidad, es conocida por su carne blanca y sabrosa. 

En primer lugar, el atún blanco (Thunnus albacares), también conocido como rabil o yellowfin tuna, lidera la lista. En España, se analizaron diecinueve latas de esta variedad, de las cuales tres superaron los 0,5 mg/kg y otras tres rebasaron el umbral de 1 mg/kg. Esto convierte al atún blanco en una de las especies más críticas en términos de seguridad alimentaria, pero muy valorado por su carne firme y sabor suave. Su dieta, que incluye peces más pequeños contaminados con mercurio, contribuye elevar los niveles en su carne.

Precaución pero sin caer en alarmismos

“Es un contaminante medioambiental que puede encontrarse en nuestros alimentos debido a su presencia natural en la corteza terrestre y como resultado de la actividad humana”, explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) sobre el mercurio. Una vez liberado al medioambiente, se dispersa en aguas de mares y ríos, donde puede acumularse en los organismos acuáticos, incluido el pescado. 

La cantidad de mercurio presente en los peces varía en función de su posición en la cadena trófica. Las especies depredadoras grandes y longenas, como el pez espada, el tiburón, el atún rojo o el lucio, tienden a presentar las concentraciones más elevadas de este metal. Este proceso de bioacumulación se debe a que estas especies consumen presas que ya contienen mercurio.

El mercurio puede afectar al sistema nervioso central en desarrollo, por exposición directa tras el consumo de ciertos alimentos o indirectamente al poder atravesar la placenta. También puede estar presente en la leche materna. Por ello las mujeres embarazadas, o que estén planificando estarlo, así como aquellas en periodo de lactancia, junto con los niños de menor edad constituyen la población más vulnerable al mercurio. 

A pesar de ello, la AESAN ha lanzado un mensaje de tranquilidad, destacando que el mercurio es un problema conocido y evaluado, con límites y recomendaciones de consumo. En 2023, se realizaron en España 4.021 inspecciones en empresas de envasado de productos pesqueros, alcanzando un cumplimiento del 90,43 % con las normativas de seguridad alimentaria. Por eso, señala la importancia de respetar y conocer los límites recomendados de un producto que sigue siendo “seguro y beneficioso para la salud”.