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La dieta mediterránea, conocida por tener como base alimentos frescos, saludables y ricos en nutrientes, ha demostrado en numerosos estudios científicos ser una herramienta poderosa para combatir enfermedades crónicas. Este régimen, que combina frutas, verduras, grasas saludables como el aceite de oliva, alimentos de origen vegetal y proteínas magras, no solo es reconocido por sus beneficios cardiovasculares, sino también por su impacto en la salud cerebral. En particular, una variación reciente denominada "dieta mediterránea verde" es la que ha llamado la atención de la comunidad científica por su capacidad para ralentizar el envejecimiento cerebral.

Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition exploró cómo la dieta mediterránea verde afecta los niveles de azúcar en sangre y la salud cerebral. Este régimen, que se diferencia de la mediterránea tradicional al priorizar alimentos ricos en polifenoles como la lenteja de agua mankai (una planta acuática) y el té verde, ha mostrado resultados prometedores. Según los investigadores, los participantes que la siguieron presentaron menores signos de envejecimiento cerebral, especialmente aquellos con un mejor control de la glucosa en sangre, un hallazgo relevante para prevenir enfermedades neurodegenerativas.

La conexión entre la dieta, la inflamación y la salud cerebral no es nueva, pero este estudio amplía el horizonte al relacionar el control de la glucosa con la reducción del envejecimiento cerebral. Como explica la dietista Maddie Pasquariello a Parade, niveles elevados y persistentes de glucosa en sangre pueden provocar atrofia cerebral y aumentar el riesgo de enfermedades como la demencia. Es por eso que la dieta mediterránea verde, al reducir los niveles de inflamación gracias a sus antioxidantes, podría ser clave para preservar la función cognitiva en la vejez.

El impacto positivo de este tipo de alimentación se evidenció en un ensayo con 294 personas mayores de 30 años que presentaban obesidad abdominal o colesterol elevado. Los participantes se dividieron en tres grupos: uno siguió consejos generales de alimentación saludable, otro adoptó una dieta mediterránea restringida en calorías, y el último, la versión verde de esta dieta. Los resultados fueron contundentes: quienes integraron el té verde, el mankai y los frutos secos en su dieta diaria, experimentaron menos signos de envejecimiento cerebral, medidos a través de imágenes de resonancia magnética enfocadas en el hipocampo.

Aunque los resultados son alentadores, los expertos señalan algunas limitaciones. Por ejemplo, el estudio incluyó principalmente hombres, lo que podría limitar la generalización de los hallazgos a mujeres. Además, el enfoque principal en el hipocampo no proporciona una visión integral de la salud cerebral. Sin embargo, la duración prolongada del estudio y la alta adherencia de los participantes son fortalezas que subrayan la relevancia de estos hallazgos.

Un análisis más amplio de la dieta mediterránea en general, publicado en ‘Nutrients’ en 2021, respalda estos hallazgos. Este estudio mostró cómo el consumo de alimentos ricos en polifenoles, como el mankai, puede mejorar la microbiota intestinal, un aspecto crucial para la salud general y el bienestar cognitivo. Los polifenoles, presentes también en frutas, verduras y nueces, combaten la inflamación crónica, un factor clave en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Para quienes desean integrar elementos de la dieta mediterránea verde, no es necesario seguirla estrictamente para obtener beneficios. Incrementar el consumo de té verde, nueces y alimentos ricos en fibra, como legumbres y cereales integrales, ya puede marcar una diferencia significativa. Además, hacer transiciones graduales hacia alimentos más naturales y menos procesados es un enfoque sostenible para mejorar la salud a largo plazo.

Uno de los puntos fuertes de este régimen es su equilibrio y accesibilidad. A diferencia de planes de alimentación restrictivos, este permite disfrutar de una amplia variedad de alimentos deliciosos mientras se promueve la salud cerebral. Incorporar snacks simples, como yogur con frutos rojos o nueces con un toque de miel, puede ser una manera efectiva de adoptar sus principios sin sacrificar el placer de comer.

El aceite de oliva extra virgen, un pilar de la dieta mediterránea, también juega un papel esencial. Rico en antioxidantes y grasas monoinsaturadas, ha sido vinculado a la mejora de la memoria y la reducción del deterioro cognitivo en varios estudios. Sus efectos protectores podrían amplificarse cuando se combina con alimentos como el té verde y los frutos secos, creando una sinergia única para combatir el envejecimiento cerebral.

En términos de longevidad y calidad de vida, los hallazgos refuerzan lo que otras investigaciones ya han indicado: la dieta mediterránea no solo promueve un corazón sano, sino también un cerebro ágil y resistente al paso del tiempo. Un estudio de 2022 concluyó que esta dieta podría reducir la atrofia cerebral relacionada con la edad, un beneficio que se amplifica con la variante verde debido a su mayor contenido de antioxidantes.