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Forman parte de nuestra vida cotidiana, aunque muchas veces no les prestamos la atención que merecen. Cacahuetes, pistachos, nueces, almendras… desde el aperitivo en una terraza hasta las ensaladas y postres más innovadores, los frutos secos son un alimento básico. Su popularidad no solo se debe a su sabor, sino también a los beneficios nutricionales que aportan y a su capacidad para adaptarse a distintas formas de consumo.

Uno de los que está alcanzado una mayor popularidad en los últimos tiempos es el anacardo. Es cierto que no siempre han estado entre los más consumidores, pero también que sus valores nutricionales los han aupado a la cumbre de los preferidos por los consumidores. El motivo son las muchas propiedades que se le atribuyen por los nutrientes que contienen, como, por ejemplo, el magnesio.

Como contamos en este artículo, la farmacéutica Helena Rodero ha defendido esta opinión en TikTok a través de un vídeo que ya acumula más de 29.000 visualizaciones. La especialista destaca que contienen grasas saludables, "además de ser muy ricos en magnesio, son súper saciantes y aportan solo 125 calorías por 18 unidades".

Nutritivos y repletos de minerales

Los anacardos pertenecen al grupo gastronómico de los frutos secos, aunque su forma natural es la de semilla del fruto del árbol Anacardium occidentale. Nutricionalmente, comparten características con las legumbres y las semillas. Se reconocen por su forma de riñón curvado; su color blanquecino, crema o marfil; y su textura dura y seca, que es algo crujiente y ligeramente mantecosa, con un sabor suave.

Como la mayoría de los frutos secos, los anacardos destacan por ser alimentos muy nutritivos y con una notable densidad energética. Un puñado de aproximadamente 28 g de anacardos sin tostar y sin sal contiene 157 calorías, 5 g de proteína, 12 g de grasa, 9 g de carbohidratos y 1 g de fibra. 

Además, estos frutos son especialmente ricos en ácidos grasos monoinsaturados, que contribuyen al cuidado del sistema cardiovascular. También aportan importantes minerales como calcio, hierro, fósforo, potasio, zinc y cobre, además de vitaminas como la C, K, ácido fólico y niacina. Gracias a ellos, pueden ayudar a mantener un adecuado control del azúcar en sangre, proporcionan energía de liberación gradual, generan sensación de saciedad, y son antioxidantes y antiinflamatorios.

La función del magnesio

En su vídeo, Rodero hace especial hincapié en el contenido de magnesio presente en los anacardos. Y no es para menos, ya que se trata de un mineral fundamental para nuestro organismo, clave para la salud cardiovascular, nerviosa y ósea. Entre sus beneficios más destacados se encuentra su capacidad para aliviar dolores musculares, articulares y de cabeza, ya que promueve la relajación muscular y tiene propiedades antiinflamatorias.

Además, desempeña un papel crucial en el fortalecimiento de los huesos y los músculos, ayudando a la correcta absorción de otros nutrientes como el calcio, la vitamina D y el cobre. Esta función es importante para prevenir enfermedades óseas, como la osteoporosis, y para asegurar una buena salud ósea a lo largo de la vida. También tiene un efecto positivo en la salud cardiovascular, contribuyendo a la regulación de la presión arterial y reduciendo el riesgo de hipertensión.

Otro de los beneficios del magnesio es su capacidad para mejorar la circulación sanguínea, combatir el estreñimiento y relajar los músculos de los bronquios, lo que puede ayudar a prevenir crisis asmáticas. Este mineral también es importante para la producción de colágeno, una proteína esencial para la salud de la piel y los huesos.

No tomarlos crudos

Cuando hablamos de frutos secos, solemos pensar en alimentos saludables que pueden consumirse crudos o tostados, evitando las versiones altamente procesadas o con aditivos como miel, azúcar o sal. Sin embargo, en el caso de los anacardos, "crudo" no significa lo mismo que en otros frutos secos. Las castañas, almendras o semillas de girasol se venden crudas para usarse en recetas, pero nunca los anacardos debido a su toxicidad.

Así, los anacardos "al natural" han pasado por varios procesos para neutralizar varias sustancias presentes en su cáscara y fruto. Se trata del ácido anacárdico, que se encuentra en la cáscara y puede causar irritaciones en la piel; el cardol, también presente en la cáscara, que contribuye a su toxicidad; y el urushiol, un aceite tóxico presente en el fruto crudo que puede causar reacciones alérgicas severas.

Para que sean seguros para el consumo, se someten a un proceso muy controlado. Incluye el tostado, donde se aplica calor para eliminar la cáscara y reducir las sustancias tóxicas; descascarado, en el que se retira la cáscara una vez tostados; secado, para eliminar la humedad; pelado, que quita la piel fina restante; calibrado y controles de calidad, para asegurar el tamaño y la calidad; y finalmente fumigación y envasado, para evitar plagas y preparar su distribución.