El pollo es la carne favorita de los españoles y ha quedado claro con el último Informe de Consumo Alimentario en España, que es del año 2023. Ese mismo año cada español comió casi doce kilogramos de carne de pollo de media. Pero, además, su consumo había crecido con respecto al año anterior nada menos que un 15,2%. Es decir, que el pollo es uno de esos productos que nunca faltan en nuestro carro de la compra, pero en los últimos días ha surgido una polémica sobre la calidad de su carne.
Hace unos pocos días la noticia de que los supermercados Lidl vendía carne procedente de pollos con anomalías causó un gran revuelo. Por esta razón, el doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Miguel Ángel Lurueña escribió una publicación en su perfil de la red social Instagram en la que manifestó que "esas 'anomalías' a las que se refiere son estrías blancas" y que, en realidad, "no suponen ningún riesgo para la salud". El experto lamenta que estos mensajes han provocado desinformación en redes sociales.
"Esas anomalías no ocurren exclusivamente en las pechugas de Lidl. Porque no tienen que ver con el supermercado, sino con el sistema de producción", apunta Lurueña. "Desde que se desarrolló la agricultura y la ganadería hace miles de años, se ha ido haciendo una selección para mejorar las características de casi todo lo que comemos". Es decir, los seres humanos hemos ido eligiendo los especímenes vegetales y también animales que más productivos eran para alimentarnos de ellos.
Así se ahorra en recursos, se produce un mayor rendimiento y mejora la rentabilidad económica. "Esto es muy notable desde hace cinco o seis décadas y tiene sus pros y sus contras", explica el experto. Entre las ventajas se encuentra una mayor disponibilidad de alimentos a un precio más asequible: "Sí, la cesta de la compra está cara, pero recordemos que en tiempos de nuestros abuelos el pollo se comía solamente en Navidad porque no había y era muy caro", recuerda.
¿Cuáles son las desventajas de este sistema? El experto señala a las macroexplotaciones, el impacto ambiental o la explotación animal, entre otros problemas. En cuanto a las estrías del pollo, Lurueña cuenta que "no aparecen por 'manipulaciones genéticas', 'tratamientos hormonales', ni nada de eso con lo que nos suelen asustar. Se trata simplemente de que el crecimiento rápido de las aves favorece la formación de miopatías: el tejido muscular 'se rompe' y en su lugar se forma tejido adiposo o conectivo".
Lurueña aclara, por tanto, que estas estrías y la carne de pollo no suponen ningún riesgo para la salud de las personas. Eso sí, la composición nutricional de esta carne cambia ligeramente: "Contiene un poco más de grasa (por ejemplo, de 0,8% a 2,5%) y un poco menos de proteína (por ejemplo, de 23% a 21%). Pero esas diferencias no son relevantes en el cómputo global de nuestra dieta". El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) recuerda en este informe que la carne de pollo cuenta con proteínas de alto valor biológico, hierro, fósforo y niacina.