Comer pescado es algo que siempre nos han dicho desde pequeños. Una máxima que cuando somos niños nos cuesta más cumplir en la mayoría de los casos, pero que poco a poco, cada vez que nos vamos haciendo mayores, se nos queda más en nuestra conciencia como uno de los deberes a cumplir.
A medida que vamos cumpliendo años también nos vamos dando cuenta de lo necesario que es tener una alimentación variada y rica en nutrientes esenciales. Por ello, asumimos que también debemos incorporar a nuestra rutina alimentos que no son tanto de nuestro agrado. Es lo que sucede muchas veces como el pescado.
Sin embargo, aunque el pescado por regla general sea bueno y sea un tipo de producto que nos sirve para cuidar nuestro organismo, hay que tener claras cuáles son las diferencias entre unos y otros. Especialmente, entre el pescado blanco y el pescado azul. Sólo así tendremos de verdad una dieta y un menú equilibrado pensando en el bienestar de nuestro organismo.
Por ejemplo, el pescado blanco es un pescado que se asocia con alimentos bajos en grasas y con menos calorías. Son los casos de la merluza, el lenguado, el bacalao o la dorada. Sin embargo, en el caso del pescado azul, se trata de un tipo de producto que tiene más ácidos grasos insaturados, lo que se traduce en un mayor aporte de omega 3. Es lo que sucede, por ejemplo, con las anchoas, los boquerones, el atún o la caballa.
Aunque casi todos los pescados sean beneficiosos para el organismo, no todos deben consumirse de la misma manera. Y es que dependiendo del tipo de pescado nos estaremos exponiendo a algunos riesgos. Por ello, expertos como la nutricionista Rocío Gala explican qué limitaciones debemos incorporar al tomar estos productos. Y hace especial hincapié en los pescados azules.
¿Por qué no debemos tomar pescado azul?
Llevar una alimentación sana no es siempre una tarea fácil de llevar. Sin embargo, es fundamental para disfrutar de una buena calidad de vida. Por ello, todos los expertos recomiendan seguir una serie de pautas para no perder todos los beneficios de una dieta equilibrada.
Una de las instituciones que más énfasis pone en esta cuestión es la Organización Mundial de la Salud, ya que uno de sus actuales objetivos es concienciar a la sociedad de la importancia de comer sano y bien. Y es que con esto no sólo luchamos contra la malnutrición, sino que también reducimos el riesgo de padecer algunas enfermedades.
La base de este tipo de dietas siempre son frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales además de incorporar algunas carnes y pescados. Y en este último apartado tenemos principalmente dos tipos de producto: el pescado blanco y el pescado azul.
Los primeros deben estar incluidos en nuestra dieta y pueden consumirse de una manera más habitual. Sin embargo, con los segundos hay que tener más cuidado. Sobre esto ha arrojado algo de luz la dietista y nutricionista Rocío Gala, quien participó hace unas semanas en el programa Salud al día de Canal Sur. Allí advirtió sobre la confusión que surge tanto con el pescado blanco como con el pescado azul.
"El consumo de pescado es importante porque se considera uno de los alimentos más importantes en la dieta mediterránea. Tienen proteínas de muy buena calidad además de otros nutrientes como el calcio o la vitamina 'D' y aceites grasos esenciales".
Respecto al pescado blanco asegura que se puede consumir de manera abundante: "No habría ningún problema en consumirlo de cuatro a cinco veces a la semana porque es una proteína muy buena y de esta manera también desplazamos otros alimentos de origen animal que son menos saludables o menos necesarios en el hábito de la dieta".
Sin embargo, la advertencia realmente importante llega con los pescados azules: "Conviene tomarlo dos veces a la semana para que, de esta manera, no abusemos de los metales pesados que puede contener". Así que, todas las personas que sean grandes amantes del pescado azul deben saber que es conveniente poner mesura a su consumo para evitar ciertos problemas de salud.