J. Rodríguez
Publicada

Las latas de conserva son un apartado de nuestra lista de la compra que se repite todas las semanas. Procuramos siempre tener unas cuantas en nuestra despensa porque ahorran mucho tiempo en la cocina, pero hay que andarse con ojo con cuáles echamos al carrito. No todas son tan ideales como solemos pensar: algunas encierran productos muy saludables a muy buen precio, pero otras tienen recetas que, aunque son deliciosas y pueden parecer buenas para nuestra salud, nos perjudican.

Pero, ¿cómo podemos detectar cuáles pertenecen a cada grupo? Generalmente, por la lista de ingredientes que llevan en el envase. Las conservas que llevan pocos ingredientes, como unas sardinas con aceite de oliva o verdura cocida, suelen ser las más interesantes para llevarnos a casa. Las que, por el contrario, contienen una receta más elaborada y múltiples ingredientes tienden a contener más grasas refinadas, azúcares y altos niveles de sal. En este grupo se encuentran las ensaladillas o los productos con salsas.

Por tanto, antes de juzgar una de estas latas deberíamos leer con atención la información que llevan en su empaquetado. También es muy importante que tengamos en cuenta en qué tipo de líquido han sido sumergidas estas conservas. Es lo que se conoce como líquido de gobierno, que puede ser simplemente el agua en el que se ha cocido la conserva, pero también salsas de tomate, aceites de cualquier calidad o un escabeche. A muchas personas, incluso, les encanta mojar pan o, directamente, beberse algunos de estos líquidos.

Dentro de las conservas insanas que podemos encontrar en el supermercado, los expertos piden evitar dos de ellas en especial. Se trata de dos productos del supermercado que pueden parecer saludables, pero en realidad no lo son. Podemos disfrutar de ellas con moderación y de vez en cuando en el contexto de una dieta saludable, pero incluirlas en nuestra dieta cotidiana puede pasarnos facturas. Estas latas son las de fabada y las de fruta en almíbar, como los melocotones.

Dos productos confusos

La fabada es una de las recetas de la gastronomía española que se hacen necesarias, pero no todos sabemos cocinarla de la manera adecuada. Esta receta puede ser muy saludable si nos animamos a prepararla nosotros mismos y tenemos control de lo que ponemos en ella. La fabada está elaborada a base de judías blancas, unas legumbres muy saludables que se han relacionado con una mejor salud cardiovascular, y por carnes procesadas y muy grasientas, que aumentan ese riesgo de enfermedades.

Por esta razón, si la hacemos debemos darle más protagonismo a las legumbres y a las verduras que queramos echarle que a la carne procesada. Las alubias son una de las legumbres que más proteínas vegetales alberga en su interior por lo que el aporte de este macronutriente también será muy alto si, incluso, prescindimos de la carne procesada. De todas formas, podemos tomar estas carnes de vez en cuando sin que supongan un problema, aunque deberíamos elegir aquellas de mejor calidad.

En las fabadas de bote las carnes procesadas pueden representar una alta proporción del total del producto. Además, entre los ingredientes también podemos encontrar manteca de cerdo que, si bien le da buen sabor, aumenta en gran medida las grasas saturadas.

La fruta es un elemento clave en la dieta mediterránea, que solemos tomar de postre en vez de rematar una comida con un dulce azucarado. Estas frutas frescas son una fuente muy importante de vitaminas y minerales, además de fibra alimentaria. Si bien las frutas en almíbar siguen conteniendo buena parte de esas sustancias saludables, el almíbar provoca que su proporción de azúcar aumente en gran medida. De esta manera, los beneficios de la fruta se ven eclipsados. Si nos gusta la fruta en almíbar, podemos tomarla con moderación, pero no es aconsejable pensar que es tan saludable como la fresca.