El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF, por sus siglas en inglés) ha emitido una notificación de alerta grave el 4 de diciembre de 2024, relacionada con la presencia de niveles elevados de mercurio (Hg) en una partida de rodajas congeladas de marrajo (especie Isurus oxyrinchus), un tiburón comúnmente comercializado para consumo humano. Este producto tiene como país de origen Ecuador y fue identificado a través de un control oficial realizado en el mercado por las autoridades sanitarias de España, el país notificante de este incidente.
El producto implicado, rodajas congeladas de marrajo, fue sometido a análisis de laboratorio como parte de los procedimientos rutinarios de control oficial en el mercado español. Los resultados mostraron que el nivel de mercurio en el producto superaba los límites máximos establecidos por la legislación europea para este metal pesado en productos de pesca. Ante este hallazgo, el riesgo ha sido catalogado como grave, debido a las potenciales repercusiones en la salud pública.
El mercurio es un contaminante ambiental que puede acumularse en los tejidos de los peces, especialmente en especies de gran tamaño y alta posición en la cadena trófica, como el marrajo. La exposición prolongada o en niveles elevados a este metal puede tener efectos tóxicos, particularmente en el sistema nervioso, los riñones y el desarrollo cognitivo en niños y fetos.
Medidas adoptadas
Las autoridades españolas han iniciado las acciones correspondientes para retirar del mercado las partidas afectadas y evitar su consumo. Además, se ha emitido una alerta para que otros países de la Unión Europea estén atentos a la posible distribución de este producto en sus mercados. Asimismo, se insta a los consumidores que hayan adquirido rodajas congeladas de marrajo a verificar su procedencia y, en caso de duda, abstenerse de consumir el producto.
No existen más datos sobre esta alerta. Facua-Consumidores en Acción ha criticado en distintas ocasiones la escasa información que aparece en estas alertas alimentarias a nivel europeo que publica el Rasff y que provocan que el consumidor vierta una sombra de sospecha sobre todos los productos independientemente de que puedan o no estar afectados.
El motivo es que no se dan detalles sobre las empresas productoras ni las zonas del país en donde se han cultivado o fabricado los productos. Esa falta de información del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea imposibilita que los consumidores puedan comprobar si han comprado o consumido alguno de los productos alertados.
Es por esta razón por la que la asociación ha reclamado cambios en los protocolos de información del Rasff, de manera que ofrezcan mayor nivel de detalle sobre los productos peligrosos que se detectan en los distintos controles que realizan las autoridades sanitarias.
Este incidente pone de manifiesto los desafíos que plantea la contaminación ambiental sobre la cadena alimentaria y la necesidad de reforzar los controles en productos de importación. Los consumidores deben mantenerse informados y confiar en los sistemas de alerta como el RASFF, que desempeñan un papel fundamental en la detección temprana de riesgos y en la preservación de la salud pública.
La transparencia en la gestión de alertas como esta refuerza la confianza en los mecanismos de vigilancia alimentaria y en la capacidad de las autoridades para actuar frente a situaciones de riesgo grave.