El nutricionista Luis Zamora durante una de sus intervenciones en televisión.

El nutricionista Luis Zamora durante una de sus intervenciones en televisión.

Nutrición

La alerta del nutricionista Luis Zamora: "Cada hamburguesa con queso que comemos resta 9 minutos de esperanza de vida"

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Los alimentos ultraprocesados habitualmente se caracterizan por un contenido excesivo en grasas saturadas, azúcares añadidos y sal. Sin embargo, cabe recordar que también son ricos en aditivos como conservantes, colorantes o saborizantes, los cuales también colaboran en los perjuicios asociados al consumo de estos alimentos.

Recientemente, el nutricionista Luis Zamora explicó en el programa de televisión Y ahora Sonsoles hasta qué punto el consumo de alimentos ultraprocesados, incluyendo aquellos libres de azúcares añadidos, podrían acortar la esperanza de vida: entre 5 y hasta 36 minutos menos de vida por cada ración, según un estudio publicado en Nature Food.

"Cada perrito [caliente] resta 36 minutos de media de esperanza de vida. Los refrescos en el estudio nos dice que, incluso aunque sean sin azúcar, nos restan 12 minutos de vida. Cada hamburguesa con queso nos quitaría 9 minutos. El tocino, el bacon, todo lo que son carnes rojas procesadas, cada ración quitaría hasta seis minutos de vida", dice el nutricionista. 

Se sabe que el exceso de consumo de alimentos ultraprocesados ha disparado los niveles de obesidad, diabetes, hipertensión y una enorme gama de enfermedades cardiometabólicas, incluyendo algunos tipos de cáncer. Se sospechaba que, en consecuencia, el consumo de este tipo de alimentos acortaría la esperanza de vida, algo que se ha corroborado un gran estudio este mismo año.

El estudio al que hace alusión el nutricionista se presentó este mismo verano en NUTRITION 2024, la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Nutrición que se celebró en Chicago, a cargo de Erikka Loftfield y sus colegas del Instituto Nacional del Cáncer.

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Para dicho estudio, se analizaron datos de más de 540.000 personas, incluyendo sus hábitos alimentarios y de salud, durante la pasada década de los años 90, cuando dichas personas tenían entre 50 y 71 años. Actualmente, más de la mitad de los participantes han fallecido. Para el estudio, se analizaron las tasas generales de mortalidad entre los participantes que consumían más alimentos ultraprocesados en comparación a los que consumieron menos. Además, analizaron asociaciones con alimentos específicos y enfermedades específicas.

Como comentó Loftfield: "Observamos que la carne altamente procesada y los refrescos eran dos de los subgrupos de alimentos ultraprocesados más fuertemente relacionados con el riesgo de mortalidad, y ya se recomienda una dieta baja en estos alimentos para la prevención de enfermedades y la promoción de la salud". De hecho, las Guías Alimentarias para Estadounidenses recomiendan limitar el consumo de bebidas azucaradas y carnes procesadas, como perritos calientes, salchicas y fiambres.

Cabe destacar, en este estudio en particular, que precisamente los refrescos dietéticos o sin azúcar fue el principal factor que contribuyó al consumo de alimentos ultraprocesados, siendo los refrescos azucarados el segundo factor, y seguidamente las carnes procesadas. Por tanto, no solo el exceso de azúcar explicaría los perjuicios asociados al consumo de ultraprocesados.

Para el estudio, los investigadores usaron múltiples estrategias para clasificar el nivel de procesamiento de los alimentos. Se incluyeron datos del cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos según tipos de alimentos e ingredientes específicos, además de incorporar el consenso de expertos para categorizar los componentes dietéticos según el conocido sistema NOVA.

También se tuvieron en cuenta otros factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de muerte, como el tabaquismo o la obesidad. De hecho, las personas que se encontraban en el centil superior de mayor consumo de alimentos ultraprocesados, es decir, entre el 10% de mayores consumidores, tendían a poseer un índice de masa corporal más alto y una puntuación más baja en el Índice de Alimentación Saludable. Sin embargo, el análisis estadístico mostró que las asociaciones entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el aumento de mortalidad no se explicaban por estas variables, ya que las asociaciones entre un mayor consumo de ultraprocesados y el riesgo de mortalidad persistían entre las personas categorizadas como mejor o peor calidad de la dieta, así como entre las clasificadas como de peso normal u obesas.

Aunque el estudio no pudo demostrar una causalidad, tras 23 años de seguimiento, se sugirió que el grupo de mayor consumo de ultraprocesados tenía un 10% más de probabilidades de morir en comparación a los que consumían menos ultraprocesados.

Según concluyó Loftfield: "Los resultados de nuestro estudio respaldan una mayor cantidad de literatura, que incluye estudios observacionales y experimentales, donde se indica que la ingesta de alimentos ultraprocesados afecta negativamente a la salud y la longevidad. Sin embargo, todavía hay mucho que no sabemos, incluidos los aspectos de los alimentos ultraprocesados que plantean posibles riesgos para la salud.