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Es muy posible que a la hora de comprar carne fresca te encuentres con el problema de que haya piezas a las que no les des salida por no encontrar la oportunidad para prepararla o, simplemente, se te ha olvidado, y sea demasiado tarde.

Es en esos momentos cuando a muchos les surge la idea de congelar la carne fresca que está a punto de caducar, independientemente del producto del que se trate, a excepción de procesados como las salchichas, tales como la pechuga de pollo, los filetes de ternera, entrecots, chuletas de cerdo, solomillo de cerdo, paletillas de cordero…

Aunque el congelador puede ayudar a alargar la vida útil de la carne fresca y envasada, hay que tener cierta precaución al hacerlo justo cuando va a caducar. El problema en este sentido no tiene que ver con el hecho de que la carne cruda a punto de caducar sea congelada antes de que empiece a perder propiedades, sino en descongelar o preparar mal una carne cuyo consumo comienza a ser arriesgado.

Dicho lo anterior, hay que dejar claro que es posible congelar la carne el día que va a caducar, pero la realidad es que no es conveniente. En todo caso, se trata de un mal menor antes que tirar la comida, pero convendría hacerlo antes de llegar a esa fecha límite para que pueda conservar sus propiedades y su consumo sea seguro.

Si se tiene un congelador de cuatro estrellas, se podrá congelar la carne el mismo día en el que va a caducar, aunque para ello hay que tener en cuenta una serie de consideraciones:

  • Recipiente de almacenamiento: es importante utilizar un recipiente apropiado para que la carne se encuentre debidamente protegido o en su defecto usar un envoltorio que haga que imposibilite que el hielo lo pueda llegar a estropear o que entre en contacto con otros productos o ingredientes que ya estuviesen congelados previamente congelados.



    Las mejores opciones son un táper, papel film o un zip de plástico, dejando la menor cantidad de aire posible en ellas.
  • Cortar en porciones: si se van a almacenar piezas demasiado grandes de carne, lo más conveniente es hacer porciones y congelarlas de la manera que luego se puedan ir descongelando y utilizando según las necesidades.



    Es preferible tener que descongelar dos piezas a dejar una pieza demasiado grande y que, a la hora de consumirla, se produzca un desperdicio de comida por ser una cantidad superior a la necesaria o deseada.
  • Respetar la descongelación: es necesario que se tenga en cuenta que, al congelar carne a punto de caducar, se respete la descongelación, siempre en nevera y evitando que el producto entre en contacto con los jugos que suelta, además de cocinarla con la mayor brevedad posible.
  • Cuidado con su preparación: la congelación permite desactivar de forma temporal a las bacterias y los microorganismos que pudren la carne debido a las bajas temperaturas, pero una vez que se recupere la temperatura, todos ellos vuelven a estar latentes, dado que la mayoría de los patógenos alimentarios, como anisakis, salmonella, etcétera, solo mueren en la cocción y a partir de 65 grados centígrados.
  • Tiempo de conservación: por último, hay que tener en cuenta que el congelador no debe ser el lugar en el que se almacene comida de forma ilimitada y donde la carne pueda llegar a permanecer meses sin perder propiedades.



    La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomienda conservar los filetes de ternera, así como el pollo y el pavo, durante un máximo de 12 meses; las chuletas de cerdo entre 4 y 6 meses; la carne picada, entre 3 y 4 meses; y las salchichas frescas durante un máximo de 2 meses.

Consejos para congelar carne sin que se estropee

En muchas ocasiones se necesita congelar carne, y para que esta se mantenga en perfecto estado y no pierda ninguna de sus propiedades. En este sentido, conviene aclarar que cualquier pieza de carne cruda de buena calidad se puede congelar sin problemas, pero antes de introducirla en el congelador, es necesario asegurarse de que está completamente seca.

Para congelar la carne cruda correctamente es importante congelarla lo antes posible, tanto si se ha comprado para congelarla como si te sobra para las cantidades que se necesitan para una receta, y si hay una parte que tienes claro que no vas a usar, no esperes para introducirla en el congelador.

Aunque tengas previsto usarla en 1-2 días, no guardes los excedentes de carne envasada en la nevera, ya que, por la temperatura, se acabará deteriorando progresivamente.

Otra recomendación pasa por retirar el exceso de grasa antes de introducirla en el congelador, puesto que estas partes de la carne son las que primero se estropean. Para evitarlo, retirar los trozos más grandes de grasa, que así favorecerá su conservación.

Para congelar piezas grandes, divide las piezas en raciones individuales o en partes de 200-250 gramos, envolviéndolas en papel film, lo que hará que no se peguen y serán más sencillas de descongelar las piezas que se vayan a necesitar.

Un paso básico es el de no tener prisa para congelar la carne cocinada, debiendo esperar a que se enfríe para protegerla e introducirla en el congelador. Por último, recuerda revisar la temperatura del congelador, pues la carne empieza a congelarse a una temperatura de unos -12 °C, siendo lo ideal que se encuentre a unos -18 °C.