El número de personas diagnosticadas con un cáncer antes de los 50 años no ha dejado de aumentar en las últimas décadas, especialmente de tipo colorrectal, el tumor más prevalente en España. Aunque tan solo representan un 4% de todos los diagnósticos, hay incluso diagnósticos de esta enfermedad entre los 15 y los 39 años.
Aunque las causas son multifactoriales, dos nuevos estudios llevados a cabo por la Universidad Flinders apuntan a que este drástico aumento se debe en gran parte a los cambios de estilo de vida. Y en especial a la mala alimentación, señalan los estudios publicados en el European Journal of Nutrition y en Nutrition Reviews.
Los tumores gastrointestinales representan una de cada tres muertes por cáncer en todo el mundo, y pueden localizarse en cualquier parte del tracto digestivo, incluyendo garganta, estómago, páncreas, intestino, ano, colon y recto. Estos últimos casos serían los más diagnosticados y letales.
"Hemos identificado numerosos vínculos directos entre una mala alimentación y los cánceres digestivos", advierte el epidemiólogo nutricional Yohannes Melaku. "Los patrones alimentarios insanos, marcados por un alto consumo de carnes rojas y procesadas, comida rápida, cereales refinados, alcohol y bebidas azucaradas, se vinculan de forma preocupante con un mayor riesgo de cáncer gastrointestinal".
El equipo de Melaku revisó las investigaciones sobre patrones alimentarios y cáncer gastrointestinal, identificando hasta 28 estudios. Hubo algunas contradicciones entre trabajos, pero la evidencia disponible sugiere que los patrones alimentarios saludables tienden a reducir el riesgo de cáncer. Tras ello, analizaron datos de 97.561 personas y descubrieron que una dieta rica en fibra y grasas insaturadas se relacionaría con un menor riesgo de cáncer colorrectal.
"Dado que los cánceres digestivos son cada vez más habituales en personas menores de 50 años, es hora de actuar para proteger la salud digestiva de la población. Nuestros estudios demuestran que la educación nutricional y la promoción de patrones de alimentación saludables serían fundamentales para reducir el riesgo de cáncer gastrointestinal y mejorar la salud general", zanja Melaku.
Dado que la revisión sistemática se realizó a partir de estudios observacionales, no es posible determinar una causa y efecto. Sin embargo, los estudios previos permiten a los investigadores inferir que los mecanismos detrás de la relación entre dieta y cáncer involucrarían procesos de inflamación crónica de bajo grado e interacciones perjudiciales a través del microbioma.
Los investigadores recuerdan que los alimentos ricos en antioxidantes, como bayas, verduras de hoja verde, frutas, verduras, almendras, frutos secos, semillas de lino, cúrcuma, jengibre, ajo, cítricos, pescados grasos y verduras de colores son antiinflamatorios.
Por contra, la carne roja, las bebidas azucaradas y los carbohidratos refinados, incluyendo el pan blanco y otros procesados, serían alimentos proinflamatorios y se habrían relacionado con una mayor resistencia a la insulina, que también aumenta el riesgo de sufrir cáncer gracias a la activación del factor de crecimiento similar a la insulina 1.
Así mismo, sus hallazgos coincidirían con las recomendaciones de las guías nutricionales actuales, en las cuales se advierte de que las dietas repletas de comida rápida, carne roja y carnes procesadas son perjudiciales para la salud. Las dietas ricas en frutas y verduras frescas se asociarían con un mucho mejor pronóstico.