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Aunque España ha abandonado tristemente muchas de las premisas de la dieta mediterránea, todavía contamos con ingredientes de excelente calidad al alcance de la mano. Tim Spector, profesor de epidemiología del King's College de Londres, se inspiró en nuestro país para prepara un desayuno saludable que ahora recomienda a sus pacientes. Mejorar drásticamente la salud general, explica, con tan solo algunos pequeños cambios.

El profesor Spector, un colaborador habitual en medios británicos, recomienda dejar de usar mantequilla para las tostadas y cambiarla por aceite de oliva virgen extra. Ambos alimentos son en su mayoría grasa, y el aceite de oliva tiene cerca de un 12% de grasas saturadas, pero se ha demostrado que este tipo de aceite vegetal ayuda a reducir el riesgo de enfermedad cardio y cerebrovascular, el riesgo de cáncer e incluso el riesgo de sufrir demencia.

El epidemiólogo recuerda que, ya en los años 60, los estudios revelaban que los países mediterráneos sufrían muchas menos enfermedades cardíacas que Europa del norte. "Resulta que, tras un lento trabajo de investigación, la cantidad de grasas de la dieta mediterránea es en realidad bastante elevada, algo que contradecía las teorías de hace 20 años donde se afirmaba que las grasas de la dieta eran malas para la salud", recuerda.

"La principal fuente de grasa de su dieta es el aceite de oliva, por lo que se pensó que había algo en el aceite que en realidad era saludable a pesar de contener un 12% de grasa saturada", prosigue. "Nos dicen que esas grasas son malas para la salud, pero cada vez hay más estudios que demuestran que las personas que consumen aceite de oliva con regularidad tienen niveles más bajos de enfermedades cardio y cerebrovasculares, y un menor riesgo de cáncer".

Uno de los estudios más relevantes para Spector fue el Estudio Predimed, iniciado en 2018. En dicho estudio, donde participaron 7447 voluntarios de entre 55 y 80 años con un alto riesgo cardiovascular, se analizó cómo influye el consumo de grasas en la dieta de forma más específica. Un grupo siguió una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, otro grupo tomó frutos secos, y el tercer grupo recibió la recomendación de reducir las grasas de su dieta.

Según los resultados, el "cociente de riesgo" fue más bajo en aquellos que tomaban aceite de oliva, seguidos de los que tomaron frutos secos y, en último lugar, el grupo que redujo su consumo de grasas. Otro estudio publicado en la revista Nutrients confirmó que "en comparación con otras grasas dietéticas y dietas bajas en grasas, el AOVE es superior en el manejo de biomarcadores clínicos, incluyendo la reducción de la tensión arterial y el colesterol LDL, el aumento del colesterol HDL protector, la mejora del perfil glucémico y el control del peso".

Según Spector, los efectos protectores del AOVE probablemente se deban "a su contenido de polifenoles en lugar del contenido en grasas monoinsaturadas. Por ello es importante promover su consumo regular dentro de patrones dietéticos saludables, como la dieta mediterránea, para obtener el máximo beneficio para la salud". Por otro lado, insiste en la necesidad de ver la composición del AOVE en conjunto, y no solo basándose en su riqueza en grasas saturadas.

"Tiene mucha grasa saturada, que creíamos que causaba enfermedad cardíaca. Pero también tiene grasas monoinsaturadas, a las que llamamos 'grasas buenas'. Una de dichas grasas es ácido oleico, que parece tener efectos protectores en el organismo. También los polifenoles transmiten beneficios, dado que son antioxidantes clave que nutren nuestro microbioma y se pueden encontrar en grandes cantidades en el aceite de oliva, en comparación a otros alimentos", enumera. 

El aceite de oliva virgen extra, como recuerda Spector, es una de las mejores fuentes de polifenoles conocida, pero dicha composición está vinculada a su calidad. Cuanto menos se diluya y mezcle, mayor contenido de polifenoles. Además, a comparación con otros aceites vegetales, el AOVE seguiría ganando. El aceite de coco, por ejemplo, apenas contiene seis tipos de polifenoles, mientras que el aceite de oliva tiene hasta 36 tipos.

Así pues, tanto por su riqueza en ácidos grasos monoinsaturados como por su riqueza en antioxidantes como los polifenoles, el aceite de oliva goza de una serie de beneficios para la salud muy por encima del resto de aceites vegetales conocidos y consumidos en la actualidad.