Las semillas son una fuente importante de nutrientes y un componente esencial en muchas dietas alrededor del mundo. Aunque suelen ser pequeñas, son ricas en energía y nutrientes dado que contienen todo lo necesario para que una planta nueva crezca. En España, tradicionalmente, hemos disfrutado de los piñones, semilla del pino piñonero -Pinus pinea-, que forma parte de multitud de recetas, tanto saladas como de postres, aunque son grandes olvidados en nuestra dieta habitual.
Coincidiendo con la Navidad, los piñones Hacendado en bote de 150 g por 6,07€ vuelven a los lineales coincidiendo con la Navidad. Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), por cada 100 g aportan 693 calorías y 14 g de proteínas. Además, contienen 68,6 g de grasas -de los cuales 4,6 g son saturadas, 19,9 g monoinsaturadas y 41,1 poliinsaturadas-, más 1,9 g de fibra y 11,5 g de agua.
Además, es una fuente rica en ácidos grasos esenciales como el omega 6, señala un estudio publicado en Food Chemistry, y aportan numerosos minerales. Entre ellos, 11 mg de calcio, 5,6 mg de hierro, 270 mg de magnesio, 6,5 mg de zinc, 780 mg de potasio -más del doble que un plátano- y 650 mg de fósforo. Estas características convierten a los piñones en una opción ideal para enriquecer ensaladas, platos principales, postres o incluso como snack saludable.
Aliado para el corazón y el colesterol
Gracias a su alto contenido en ácidos grasos esenciales, sobre todo el omega 6, los piñones son grandes protectores del sistema cardiovascular. Estas grasas "buenas", que representan el 89% de su composición, ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL (el "malo") y a aumentar los niveles de colesterol HDL (el "bueno"). Además, su aporte de vitamina E y zinc, potentes antioxidantes naturales, protege al corazón y previene enfermedades asociadas al envejecimiento celular.
Fortalecen el sistema inmunológico
Ricos en vitaminas como la E y minerales como el magnesio, el zinc, el potasio y el hierro, los piñones refuerzan el sistema inmunológico, mejorando nuestras defensas frente a infecciones y enfermedades. Este beneficio es especialmente importante durante los cambios de estación, cuando el organismo necesita un apoyo extra para mantenerse saludable.
Un alimento digestivo
Gracias a su contenido en fibra, los piñones ayudan a regular el tránsito intestinal, combatiendo el estreñimiento y favoreciendo una digestión saludable. Además, su capacidad saciante los convierte en un excelente aliado para controlar el apetito y mantener un peso equilibrado, siempre que se consuman en cantidades moderadas debido a su alta densidad calórica.
Esenciales para el cuerpo
Los piñones destacan también por su contenido en vitaminas, como la B9 (folato), es esencial para la formación del ADN y los glóbulos rojos, ayudando a prevenir la anemia y otras enfermedades cardíacas. Además, su aporte de fósforo fortalece los huesos y los dientes, mientras que el magnesio regula los niveles de glucosa en sangre y apoya el funcionamiento muscular.
Proteínas y arginina
Una de las principales características de los piñones desde el punto de vista nutricional es su alto contenido en proteínas, un nutriente esencial para la construcción y reparación de tejidos, la formación de hormonas y el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Más fáciles de digerir que las de origen animal, lo que los convierte en una excelente opción para dietas vegetarianas o veganas.
Uno de los aminoácidos más destacados de los piñones es la arginina, fundamental para la salud cardiovascular. Es precursora del óxido nítrico, una molécula que mejora la circulación al favorecer la dilatación de los vasos sanguíneos, ayudando a reducir la presión arterial y protegiendo el corazón. Además, este aminoácido favorece la regeneración muscular, el transporte de nutrientes y la cicatrización, lo que lo hace especialmente beneficioso para personas activas o deportistas.
Además, el efecto de las proteínas y la arginina presentes en los piñones también ayudan a controlar el apetito, gracias a su efecto saciante, y contribuyen al bienestar metabólico y emocional, al ser esenciales para la formación de neurotransmisores como la serotonina.