Los huevos de codorniz han sido un ingrediente tradicional de la cocina española desde siempre, especialmente en platos que buscan destacar por su presentación o sabor. A pesar de su pequeño tamaño, su delicado sabor y textura los convierten en un manjar que aporta sofisticación a cualquier receta.
Suelen encontrarse en ensaladas, tostas, guisos y arroces, siendo muy apreciados por su versatilidad. Mercadona dispone de huevos frescos de codorniz en un paquete de dieciocho unidades. 100 g, contienen 154 calorías, 13,1 g de proteínas -una cantidad notable- y 11,1 g de grasas, de las cuales solo 3,6 g son saturadas, lo que los convierte en una opción equilibrada.
Su contenido en carbohidratos es prácticamente inexistente, con menos de 0,5 g de azúcares, mientras que su aporte de sal es bajo, con solo 0,35 g por cada 100 g, lo que los hace aptos para quienes buscan cuidar su presión arterial o limitar su ingesta de sodio.
Una bomba de vitaminas y minerales
Más allá de los macronutrientes, los huevos de codorniz son una fuente excepcional de vitaminas y minerales que los posicionan como un verdadero superalimento, por delante de otras variedades de huevos, como los de gallina. Entre las vitaminas más destacadas está la A, conocida por mejorar la visión y reforzar el sistema inmune. También las del grupo B, esenciales para el metabolismo energético y la salud celular.
Además, 100 g de estos huevos aportan el 100% de la cantidad diaria recomendada de vitamina D, en comparación con el 36% que ofrecen los huevos de gallina, lo que los convierte en un alimento clave para la salud ósea y el fortalecimiento del sistema inmunológico. En términos de minerales, son ricos en hierro, fundamental para la formación de hemoglobina y la prevención de la anemia, y en zinc, esencial para el sistema inmunológico y la regeneración celular.
Otros nutrientes destacados son el selenio y la riboflavina. El primero ayuda a garantizar una función tiroidea saludable y a descomponer los alimentos en energía, mientras que la segunda cumple un papel crucial en el metabolismo energético y la producción de energía celular.
A pesar de su pequeño tamaño, un solo huevo de codorniz proporciona una porción significativa de las necesidades diarias selenio, riboflavina y colina
Una excelente fuente de vitamina B12
Pero de todos los nutrientes presentes en los huevos de codorniz, quizás sea la vitamina B12 la que más resalta por su densidad. En 100 g podemos encontrar 1,58 μg de esta vitamina, una cantidad muy superior, por ejemplo, a los 0,3 μg de un filete de pollo.
Este nutriente es fundamental para funciones críticas del organismo, como la formación de glóbulos rojos, el mantenimiento del sistema nervioso y la síntesis de ADN. También ayuda a prevenir problemas como la anemia megaloblástica, la fatiga crónica y los trastornos neurológicos
Por ese motivo, son una opción ideal para las dietas vegetarianas que permiten el consumo de huevos y lácteos. Los huevos de codorniz destacan como una opción superior a los de gallina debido a su mayor densidad nutricional, proporcionando un refuerzo clave para la salud. En particular, son beneficiosos para el sistema nervioso, ayudando a prevenir síntomas como el hormigueo en extremidades, la pérdida de memoria o el deterioro cognitivo asociado a la deficiencia de B12.