Las conservas y alimentos enlatados son una solución perfecta para cualquier cena rápida, especialmente cuando no se tiene tiempo para cocinar. Entre las muchas opciones disponibles, los mejillones en lata son uno de los aperitivos más populares en España.

Aunque los pescados pequeños y el marisco pueden parecer menos nutritivos debido a su tamaño, la ciencia ha demostrado que son excelentes fuentes de proteínas y micronutrientes como zinc, hierro, ácidos grasos omega-3 y vitamina B12. Sin embargo, los mejillones en lata contienen un alto contenido de sodio, lo que puede ser perjudicial para personas con hipertensión, problemas renales o dietas bajas en sodio.

Mejillones en lata: aliados para la salud

Los mejillones son ricos en proteínas y micronutrientes esenciales como fósforo, hierro, selenio, yodo y vitamina B12. La versión en escabeche agrega vinagre y especias para su conservación, lo que aumenta su contenido calórico, aunque se consumen en pequeñas cantidades.

Desde la Universidad de Harvard se recalca que los moluscos, aunque bajos en grasas, aportan nutrientes importantes para un sistema inmunológico saludable, como vitamina B12 y zinc. Estos nutrientes son cruciales para la producción de ADN, cicatrización de heridas y mantenimiento del sentido del gusto.

Aunque los mejillones en lata son una buena fuente de proteínas y otros nutrientes, su alto contenido de sodio puede incrementar la presión arterial. Por ello, es importante moderar su consumo, especialmente para quienes tienen condiciones de salud que pueden agravarse con una ingesta elevada de sodio.

Las latas de conservas más sanas

Ante la pregunta habitual de si las latas de conserva son o no recomendables a nivel nutricional, los expertos coinciden a la hora de asegurar que depende de cada caso, puesto que habrá que valorar los ingredientes que contienen y el tipo de conserva. Por norma general, un ingrediente fresco siempre será preferible a uno en conserva, pero esto no significa que no podamos encontrar opciones interesantes entre estas últimas.

Los expertos en nutrición nos desvelan cuáles son las latas de conservas más sanas:

  • Conservas de fruta: las conservas de fruta son una solución fácil y rápida para alimentarse adecuadamente, si bien hay que tener en cuenta que tiene claras diferencias con respecto al consumo de una fruta fresca. Para que sea una conserva, ha tenido que pasar por un proceso de cocción, y al cocer la fruta se pierden las vitaminas termolábiles. Pese a todo, aunque no sea tan saludable como una fruta fresca, siempre será mejor que no consumir fruta, si bien hay que tener en cuenta los ingredientes añadidos que puedan incluir, como el azúcar.
  • Conservas de pescado: las conservas de pescado son una buena opción a nivel nutricional, siendo las más adecuadas aquellas que cuentan con aceite de oliva virgen extra y un bajo contenido en sal. Todo lo que contenga aceites de otro tipo o salsas como la de tomate o americana, tendrá peores grasas e ingredientes menos saludables. Aparte, será necesario fijarse en que el contenido de sal sea lo más bajo posible y, al consumirlas, escurrir la mayor cantidad de agua con sal que sea posible.
  • Conservas de legumbres: las legumbres en bote pueden ser unas grandes aliadas para una dieta saludable, aportando fibra y proteínas y siendo muy sabrosas, ya sea para consumir en ensaladas, en un potaje u otra elaboración. Pueden ser la solución ideal para aquellas ocasiones en las que no se tiene demasiado tiempo y no se pueden pasar horas remojando las legumbres. Si se opta por las legumbres en conserva, lo primero que hay que hacer es mirar los ingredientes y fijarse en el tipo de conservante utilizado, siendo preferible el cloruro cálcico frente al cloruro sódico.
  • Conservas de verduras: al valorar las conservas de verduras, el factor principal para considerarlas saludables es la cantidad de sal que contengan. Todo lo que tenga más de 0,5 gramos de sal por cada 100 gramos de producto no se considerará saludable, por lo que hay que prestar mucha atención al etiquetado del producto a la hora de adquirir este tipo de latas en conserva. En todo caso, al igual que en las frutas, se recomienda consumirlas frescas o, en su defecto, congeladas.