El huevo es un alimento que cuenta con un gran valor nutritivo, además de ser una interesante fuente de proteína, siendo al mismo tiempo un producto que está muy presente en la gastronomía española. De hecho, gracias a él se pueden elaborar una infinidad de platos, entre ellos la tortilla de patatas, uno de los platos más populares.
Esta elaboración siempre ha generado grandes debates, tanto por si se debe preparar con o sin cebolla, como por si es preferible que esté bien cuajada o poco hecha. En este sentido, una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desveló que en España se prefiere la tortilla con cebolla (70% de los encuestados así la prefiere) y que esté poco hecha (54%), mientras que cerca de un 30% la prefiere muy hecha.
Lo que muchas personas desconocen es que la forma de cocinarla no solo influye en su sabor y textura, sino que hay una serie de riesgos a los que se expone todo aquel que consuma la tortilla de patatas poco hecha.
Consumirla de esta manera es poco recomendable, ya que implica tener que hacer frente a un mayor riesgo de intoxicación alimentaria, dado que el huevo es un alimento muy sensible a la contaminación y la multiplicación de las bacterias, sobre todo en los meses más cálidos del año. Aunque el huevo está protegido por una cáscara y una cutícula, si esta se encuentra rota o tiene fisuras, o si no se manipula adecuadamente, es posible que entren gérmenes, y aumenta el riesgo de contaminación.
Riesgo a contraer salmonelosis
El consumo de huevos crudos o poco cocinados nos expone a un mayor riesgo de contraer salmonelosis, una enfermedad que se transmite principalmente a través de los alimentos y que está provocada por la Salmonella, una bacteria que es una de las principales causas de enfermedades diarreicas. De hecho, esta acostumbra a provocar fiebre, dolor abdominal, náuseas, diarrea y vómitos en un plazo de tiempo de entre 6 y 72 horas.
Esta bacteria se encuentra presente en alimentos contaminados de origen animal, especialmente en los huevos y en la carne cruda de pollo y cerdo. En el caso del primero, puede encontrarse tanto en el exterior de la cáscara como en su interior.
El calor tiene la capacidad de poder matar la bacteria, por lo que, en condiciones normales, con una tortilla de patatas bien hecha, no habría que temer a una posible intoxicación alimentaria. Sin embargo, si no se cocina bien y está poco hecha, es posible que no se elimine la bacteria.
Saber si un huevo está contaminado no es sencillo, ya que tanto si lo está como si no, lo más probable es que tenga el mismo olor, sabor y aspecto, si bien hay una serie de aspectos que pueden llevarnos a pensar en que no se debería consumirlo antes de cocinarlo.
Precauciones con las tortillas
La única forma de evitar el riesgo de contaminación por Salmonella es cocer bien la tortilla, al igual que cualquier otra preparación que contenga huevo, a una temperatura que llegue a alcanzar los 70 grados centígrados en el centro del producto, además de cocinar durante al menos dos minutos. De esta forma, es importante cuajar bien las tortillas porque la cocción es la única forma eficaz de poder eliminar los gérmenes peligrosos.
No obstante, se debe tener presente que no solo hay que prestar atención a la propia cocción, sino también a la forma en la que se consume el producto. Y es que tanto las tortillas como otros productos elaborados con huevo, como los flanes o las cremas, deben ser consumidas inmediatamente o introducidas en la nevera para un consumo posterior. Esto se debe a que si se encuentran a temperatura ambiente (entre 10 °C y 40 °C) durante más de dos horas, las bacterias pueden proliferar rápidamente.
También es importante la forma en la que se manipula el producto, clave para poder evitar cualquier tipo de contaminación. En este sentido, los huevos, al contrario de lo que muchos piensan, no se deben lavar, ya que al hacerlo se contribuye a la transferencia de la bacteria que pueda encontrarse en el exterior de la cáscara hacia el interior del huevo. Además, en el momento de cascar el huevo, debe ser una acción realizada en un recipiente diferente al que se vaya a utilizar para batirlo, evitando así una contaminación cruzada.
Por otro lado, tampoco se debe servir la tortilla en el mismo plato usado para darle vuelta mientras se estaba preparando, caso en el que también podría llegar a tener lugar una contaminación cruzada de la tortilla ya cocinada con el huevo crudo.
¿Es segura una tortilla poco hecha?
Si a pesar de todo lo mencionado no quieres renunciar a una tortilla de patatas poco hecha, debes saber que todo dependerá de las condiciones de higiene que se hayan mantenido desde el momento en la que se compraron los huevos hasta su manipulación y elaboración de la receta.
Si se ha sido estricto en estos sentidos, es importante consumirla inmediatamente después de haberla elaborado, aunque hay determinados colectivos que deben tener especial cuidado, como son las mujeres embarazadas, los niños muy pequeños o las personas mayores.
Por otro lado, si acudes a un restaurante, debes saber que te podrán servir una tortilla de patatas poco hecha, ya que ellos tienen la obligación, por ley, de someter el huevo fresco a un tratamiento térmico para evitar el riesgo de una contaminación por Salmonella.