La pérdida de memoria es uno de los síntomas asociados a la edad más temidos en la mayoría de consultas médicas en España. Lo mismo sucede también con el alzhéimer, que actualmente es la condición médica que más preocupa a la ciudadanía española a partir de los 55 años, según un estudio elaborado por la Fundación Pascual Maragall. De hecho, los problemas de demencia en España afectan a 1,2 millones de personas según la Asociación Europea de Alzheimer.
Estos datos y cifras preocupantes en España evidencian lo crucial que puede ser para la salud del cerebro mantener una buena calidad de vida, así como hábitos y alimentación saludable con los que ayudar a su buen funcionamiento. Sobre esto, son varios los alimentos que figuran en la lista de 'aliados' para el cerebro y entre ellos no faltan los pescados azules, como el salmón o el atún, así como las verduras o los frutos secos, entre otros.
También es importante hacer cálculos mentales, ejercicios de memoria o incluso sudokus para mantener el cerebro activo y joven. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en el Journal of the American College of Nutrition ha señalado la importancia que tiene un gesto tan sencillo en nuestro día a día como la hidratación.
Este estudio descubrió que una deshidratación leve (del 2%) puede tener efectos notables en el estudio del rendimiento cerebral. Entre los síntomas asociados se incluyen pérdida de memoria, falta de concentración, procesamiento más lento de la información, irritabilidad y dolores de cabeza.
Síntomas preocupantes a los que otro estudio también asoció mayores riesgos de activación neuronal al realizar tareas cognitivas exigentes y ejercicio físico intenso. Por esta razón, el cerebro de una persona deshidratada estaría trabajando más de lo normal para completar las mismas funciones y tareas, por lo que incluso las tareas rutinarias podrían convertirse en actividades difíciles de hacer.
Mayor tiempo de reacción y peor memoria
En otro de los estudios se comparó a un grupo al que se le dio agua junto con una barrita de cereales antes de completar diferentes tareas mentales, mientras que a otro grupo solo se le proporcionó la barrita de cereales. Los resultados evidenciaron que el grupo que bebió agua tuvo tiempos de reacciones mucho más rápidos que el resto, sobre todo aquellos que tenían sed antes de hacer el estudio.
Algo similar sucedió con una investigación realizada por Caroline Edmons, profesora de Psicología Experimental en la Universidad de East London, y su equipo. En este estudio los participantes que bebieron agua antes de una prueba cognitiva vieron aumentado su tiempo de reacción en un 14% en comparación con los que no se habían hidratado antes de estudiar.
Estos datos se unen a otras evidencias que también señalan como un descenso del 2% en los niveles de agua del cuerpo puede llegar a perjudicar tanto a la memoria a corto plazo como a la memoria a largo plazo.