Los virus que amenazan Europa
El ébola y el Zika nos han demostrado que las epidemias de patógenos emergentes ya no son sólo una preocupación de los países tropicales, y el problema puede ir en aumento.
7 febrero, 2016 05:17Noticias relacionadas
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La página web de brotes epidémicos actuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no es una lectura apta para aprensivos. En cualquier momento, y normalmente sin que seamos conscientes de ello, hay un buen puñado de virus amenazadores saltando de humano a humano en varias regiones del mundo.
En el recién estrenado 2016 ya tenemos poliovirus en Laos, un par de cepas de gripe aviar en China, coronavirus del MERS en Tailandia y tres países árabes, y fiebre de Lassa en Nigeria, además de los últimos coletazos del ébola en Sierra Leona. Y por supuesto, el virus del Zika, el último que ha roto esa aparente normalidad para colocarse en la primera fila de la actualidad internacional.
Tras la reciente decisión de la OMS de elevar el actual brote de zika a la categoría de emergencia de salud pública, y con la crisis del ébola aún fresca en la memoria, tal vez haya quien piense que estamos asistiendo a amenazas inéditas. Y sin embargo, el virólogo británico Ernest Gould, ex director del antiguo Instituto de Virología y Microbiología Ambiental de Oxford y actualmente en la Universidad de Aix-Marsella (Francia), nos recuerda que no es un problema nuevo: "La viruela provocó entre 300 y 500 millones de muertes en la primera mitad del siglo XX, y la gripe mató a más de 40 millones en la misma época", resume a EL ESPAÑOL.
Gould repasa también la lista de los virus que han emergido en Europa en las últimas dos o tres décadas: hepatitis A, B, C y E, varios virus de la gripe, el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), virus del Nilo Occidental (WNV), chikunguña, virus de Usutu, norovirus y otros enterovirus humanos como el EV71, el coronavirus del SARS y algunos virus veterinarios, además del resurgimiento del dengue en las regiones mediterráneas. Lo cierto es que casos como los recientes brotes de dengue, chikunguña y WNV en países del sur y el este de Europa "solo llegan a los titulares cuando causan epidemias o amenazan con hacerlo", dice Gould.
Europa, punto caliente (y cada vez más)
Sin embargo, Gould admite que "sí, es un problema en aumento, y el público no lo conoce lo suficiente". El virólogo resume la causa en una palabra: "modernización". "A medida que crecen la densidad de población, la urbanización y el transporte global, el riesgo de dispersión de enfermedades aumenta". De la misma opinión es Jan Semenza, científico del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). Semenza considera que las enfermedades infecciosas emergentes "están aumentando significativamente” y que “Europa ha sido y es un punto caliente para ello". El experto del ECDC expone a este diario que los viajes y el turismo son "las claves más frecuentes de las enfermedades infecciosas emergentes".
A la movilidad de las personas se suma que el transporte humano también extiende los vectores transmisores de algunos de estos patógenos, sobre todo los mosquitos. En Europa la preocupación se centra en el Aedes albopictus o mosquito tigre, un insecto invasor que sirve de vector al dengue, al chikunguña y, probablemente, al Zika. Según cuenta a este diario el epidemiólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Oliver Brady, el mosquito tigre se introdujo en Europa y EEUU hace unos 20 años y "todavía está extendiéndose". Se ha instalado en la cuenca mediterránea, incluyendo el litoral español. Aunque solo representa un problema en verano, los expertos temen que el insecto acreciente sus dominios durante las estaciones calurosas: "Nuestro análisis sugiere que el Aedes albopictus proseguirá su marcha hacia regiones del norte donde antes no existía", comenta a EL ESPAÑOL Moritz Kraemer, coautor junto a Brady de un modelo epidemiológico de este mosquito.
Hay que añadir una complicación adicional: hoy los investigadores se afanan en comprender cómo el aumento de temperaturas propiciado por el cambio climático afectará a la expansión de vectores como el mosquito tigre; y con él, sus virus. Para Semenza, especialista en este campo, "las condiciones climáticas son un factor crucial para los virus transmitidos por mosquitos".
Aunque los expertos advierten de que aún es difícil pronosticar los escenarios futuros, en general no predicen para Europa graves pandemias de enfermedades transmitidas por vectores. "Los brotes esporádicos, como el de malaria [no un virus, sino un protozoo parásito] en Grecia en 2014 o el de dengue en Madeira en 2013, pueden volverse más comunes", sugiere Brady. Pero Kraemer aclara: "No anticipamos grandes brotes, ya que la población del vector en cualquier caso será menor que en los trópicos".
Enemigos públicos
Respecto a cuáles son los virus emergentes que más pueden amenazar la salud de los europeos en el futuro, varios de los expertos consultados por este diario coinciden en destacar un nombre: el virus de la Fiebre del Valle del Rift (RVF). Fue aislado por primera vez en Kenia en 1931 y afecta sobre todo al ganado, aunque puede transmitirse a las personas por el contacto con sangre o leche de animales infectados o por la picadura de mosquitos. En los humanos suele cursar solo con una fiebre pasajera, pero en uno de cada 100 pacientes deriva hacia una fiebre hemorrágica letal. En su región de origen, el África subsahariana, ha ocasionado varios brotes con un balance total de más de 2.000 muertes.
Un motivo que hace del virus RVF un posible riesgo para Europa es que uno de sus vectores potenciales es el mosquito Culex pipiens, el más común en nuestro continente. Por ello, el RVF es uno de los objetivos de Vmerge, un proyecto internacional financiado por la Unión Europea que estudia las enfermedades víricas emergentes transmitidas por vectores. El coordinador de este proyecto, Thomas Balenghien, del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD) de Francia, expone a EL ESPAÑOL que el RVF ha llegado a extenderse fuera de sus territorios tradicionales hacia Egipto y Arabia, y que en Europa "el riesgo es bajo, aunque no imposible".
Cada patógeno tiene un riesgo diferente, si bien todos ellos son emergentes y pueden afectar a mucha gente
Además del RVF, los expertos no pierden de vista otros patógenos emergentes. Otro proyecto europeo, Predemics, se centra en los virus de la gripe, hepatitis E, flavivirus (como el Zika, el dengue, el WNV o el de la Encefalitis Japonesa) y los lyssavirus (virus de la rabia). "Cada uno de ellos tiene un riesgo diferente, si bien todos ellos son emergentes y pueden afectar a mucha gente", señala a EL ESPAÑOL el biólogo de la Universidad de Barcelona Jordi Serra-Cobo, que participa en el proyecto. Semenza, por su parte, vaticina que las futuras pandemias en Europa "serán probablemente virus respiratorios, sobre todo nuevas cepas de gripe, o gastrointestinales, como en las anteriores pandemias de cólera [no un virus, sino una bacteria]".
Gould, también miembro del proyecto Predemics, añade a esta lista el chikunguña, un virus transmitido por los mosquitos Aedes y raramente mortal, pero causante de dolores articulares que pueden persistir durante años: "Aunque no ha atraído el nivel de atención del zika, ha infectado a millones de personas, y cientos de miles de ellas aún sufren dolores que en muchos casos son incapacitantes".
El chikunguña se restringía tradicionalmente a la franja tropical, pero desde 2007 ha causado brotes esporádicos en Italia, Francia y Croacia. Y a todo ello se añade la posibilidad de que resurja el fantasma del ébola o de parientes suyos como el marburgo. En 2011 se detectó un nuevo virus de esta familia en cadáveres de murciélagos hallados en la Cueva del Lloviu, en Asturias. Aunque se sabe que el virus de Lloviu es capaz de infectar células humanas en cultivo, su potencial patogénico aún es un misterio.
Preparados para la lucha
Ante todo este panorama, no alarmante pero que sí debe incitar a la acción, la acción está en marcha. Un ejemplo es el proyecto europeo Silver, que de 2010 a 2015 reunió a 24 laboratorios de Europa y Asia con vistas al descubrimiento de nuevos compuestos antivirales contra patógenos emergentes; una tarea "extremadamente difícil", advierte Gould, coordinador del proyecto.
El virólogo explica que deben probarse millones de compuestos hasta encontrar uno que funciona, y este es solo el comienzo; después hay que comprobar sus propiedades mediante un largo proceso que incluye rigurosos ensayos clínicos. Pero Silver ha dado sus frutos: ocho posibles antivirales ya están patentados, una cifra que Gould espera elevar a 20 este año. "Confiamos en que algunos de ellos puedan revolucionar el tratamiento de enfermedades muy insidiosas pero también muy olvidadas", concluye el virólogo.
Pero no todo reside solo en fármacos o vacunas. Los epidemiólogos subrayan que una de las fortalezas con las que Europa cuenta para afrontar el riesgo de pandemias es la calidad de sus sistemas nacionales de salud. "Habrá un aumento en el número de personas que regresen de viaje con infecciones, como en el caso del Zika, y esto expondrá a los sistemas de salud a nuevos retos", apunta Kraemer; "pero estamos seguros de que existe una adecuada capacidad de respuesta".
Y aunque en la actual emergencia del Zika suele insistirse en evitar el alarmismo, Semenza considera que tampoco debe caerse en lo contrario, la minimización de la percepción del riesgo: "Una respuesta eficaz incluye la necesidad de aumentar el nivel de concienciación entre el público en general, los profesionales y los políticos".
Entre estos nuevos retos, Brady engloba la capacidad de monitorizar y controlar las poblaciones de mosquitos, así como la agilidad en la adopción de medidas, incluyendo algunas quizá inéditas para nosotros: "Cada caso de importación del Zika, por ejemplo, debería activar una campaña de respuesta para fumigar la vivienda del individuo y sus alrededores", sugiere.
Tal vez hasta ahora solo hayamos visto estas fumigaciones urbanas en las imágenes de los países tropicales azotados por el Zika, pero ya no sirve escudarse en que las epidemias nos quedan lejos: como sentencia Brady, "cualquier nueva emergencia de una enfermedad infecciosa no es solo un problema local, sino global".