Gordos del mundo: la ciencia no os puede ayudar
Olvídate del clásico "comer poco y moverse mucho". Los expertos reconocen que el manejo de la obesidad es complejo y el éxito, una misión muy difícil.
20 mayo, 2016 01:01Noticias relacionadas
"Hemos fracasado", reconoce a EL ESPAÑOL la secretaria de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), Susana Monereo, que ha presentado dos herramientas para la prevención de la obesidad, el único campo en el que se registra algún éxito científico en la lucha contra esta patología, que afecta a algo más del 20% de los españoles y que, según las previsiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), será una pandemia en toda Europa (excepto Holanda) para el año 2030.
La experta ha subrayado que las medidas de las que disponen los médicos "no han dado resultados" y que la única solución viene de la implicación individual de cada persona a la hora de combatir este problema. De ahí el lema de uno de los métodos de prevención que han presentado, el plato ideal, una representación gráfica de lo que la ciencia considera la alimentación adecuada para controlar el peso, "algo muy parecido a la dieta mediterránea".
Sin embargo, este patrón alimentario -desde la SEEDO prefieren huir de la palabra dieta- no está claro que sea el idóneo para ayudar a perder peso a la gente que ya sufre obesidad. Para ellos, explica Monereo, "funciona casi cualquier método". El problema es mantenerlo una vez que se ha adelgazado sustancialmente.
"En ocasiones también los endocrinos prescribimos dietas hiperproteicas o líquidas hipocalóricas, pero no se pueden mantener en el tiempo", señala y explica que el consejo para alguien que quiere no sufrir el efecto yoyó asociado a estas dietas es, "no hacer nada que no vaya a tener continuidad". "Se trata de buscar un patrón que se adapte a tus necesidades y a tu vida".
Después de adelgazar
El también endocrino Albert Lecube, de la junta directiva de la SEEDO, ha explicado que su sociedad ha publicado también una guía de práctica clínica sobre la prevención, diagnóstico y tratamiento de la obesidad, que no se actualizaba desde 2007.
Pero ¿qué ha pasado en casi una década? El experto reconoce que, en términos de solución, poca cosa. "Se ha visto que no todo es la ecuación clásica de comer menos y gastar más", subraya.
Lecube ha comentado que "cada vez se encuentran más protagonistas" y ha mencionado algunos factores que antes no se asociaban con la obesidad y que en los últimos años se han desvelado esenciales, como la falta de sueño o la flora intestinal.
También ha sido realista a la hora de hablar de la ansiada píldora para la obesidad. "Incluso si se encuentra no será suficiente", comenta. Y Monereo va más allá: "Los sistemas sanitarios tienen miedo, no habría presupuesto capaz de sostener un fármaco que tuviera que prescribirse a tantísima gente".
El ansiado fármaco
En el horizonte hay varios medicamentos que se incorporarán al tratamiento de la obesidad, aunque estarán lejos de ser una solución definitiva para la misma. El primero de ellos es la liraglutida, una molécula que ya se utiliza para la diabetes y que se aprobará "en dosis más altas" en España antes de fin de año para la obesidad.
"Los fármacos son una ayuda, pero nunca van a ser suficientes", destaca Lecube, que cree que el fracaso a la hora de encontrar un medicamento se explica en las múltiples causas que acompañan a la obesidad.
Los portavoces de la SEEDO han destacado que el médico endocrino está "en la parte de arriba del problema" y que sólo le llegan los casos "cuando ya es tarde". Por eso, han apelado a una mayor implicación individual y de la sociedad. "No es normal que el médico de cabecera no te pese cuando vas a la consulta", señala Lecube, mientras que Monereo apunta hay que acudir a un especialista cuando "se siente que se está perdiendo el control". "Muchas veces nos llegan personas de 140 kilos que no son conscientes de cuándo empezaron a engordar y que afirman incluso no comer demasiado; hay un problema de autopercepción", relata.
Para esta especialista, la solución al problema desde el punto de vista individual es tomárselo muy en serio. Relata como ejemplo el caso de un paciente suyo, un niño de seis años que pesaba 90 kilos y ante el que, reconoce, "no sabía muy bien qué hacer". ¿Qué sucedió? Su familia al completo se implicó en la solución del problema y lo hicieron practicando ciclismo. "Se compraron unas bicis y salían todos los fines de semana; el niño adelgazó, pero su hermano creo que es ahora ciclista semiprofesional", recuerda.
En cualquier caso, no se muestra muy optimista en cuanto a la solución global del problema. "Donde empieza tu interés se acaba el del tendero", concluye.