El del tetrapléjico funcional Nathan Copeland, de 28 años, ha sido el último caso de éxito parcial, pero investigadores de todo el mundo llevan años intentando devolver la movilidad y la sensibilidad a personas que, como él, han sufrido una lesión medular que ha truncado sus sueños. Estos son otros avances registrados en este campo. 

Células madre

Dado que todos los tejidos y órganos se desarrollan a partir de los precursores que conocemos como células madre, algunos científicos tratan de sembrar estas semillas en las lesiones medulares para inducir la regeneración de las neuronas y la reconexión de la médula espinal. La idea está rindiendo resultados positivos. El pasado septiembre, la compañía Asterias Biotherapeutics ha presentado los resultados de un ensayo clínico en fase 2 en el que se ha logrado que cuatro pacientes con lesiones medulares cervicales completas mejoren en su función motora, 90 días después de un tratamiento mediante inyección de células madre y sin efectos adversos. El ensayo prosigue, con nuevos resultados esperados para 2017.

Progenitores neuronales. Wikemedia

Factores de crecimiento neuronal

Una célula de la piel y una neurona del sistema nervioso central tienen el mismo ADN, la fuente que controla su funcionamiento. Y sin embargo, mientras que las primeras se regeneran rápidamente y cierran la herida cuando nos hacemos un corte, las segundas tienen una capacidad limitada de crecimiento. Cuando se produce una lesión, las células acompañantes de las neuronas, llamadas gliales, crean una cicatriz que impide la reconexión neuronal. Los investigadores buscan la manera de impedir esta cicatrización glial para permitir que las neuronas se regeneren. Recientemente, científicos alemanes han identificado un factor que frena el crecimiento neuronal. Al bloquearlo, consiguen la regeneración de la médula dañada en ratones.

Reconexión quirúrgica

Volver a conectar una médula seccionada mediante cirugía es un procedimiento tan complejo que muchos expertos lo consideran inviable. Pero no todos: entre estos últimos, tal vez el neurocirujano italiano Sergio Canavero sea el caso más celebre; o el más infame, según las opiniones. Canavero está convencido de que es posible trasplantar una cabeza humana a otro cuerpo reconectando quirúrgicamente los nervios de la médula con ayuda de una especie de pegamento celular llamado polietilenglicol. El científico italiano se apoya en los resultados de una colaboración entre investigadores de EEUU y Corea del Sur que ha empleado este método para devolver el movimiento a animales con la médula seccionada: ratones, ratas e incluso un perro. Canavero dice haberlo logrado con un mono, pero no hay estudios publicados que lo avalen. Por el momento, el cirujano tiene un voluntario para su operación, un hombre ruso aquejado por una enfermedad degenerativa.

Exoesqueletos

El uso de neuroprótesis, miembros artificiales o exoesqueletos conectados al cerebro, parece una vía prometedora para devolver el movimiento a los lesionados medulares y proporcionar nuevas extremidades a las personas con amputaciones. El caso de Juliano Pinto, el joven parapléjico que en 2014 hizo el saque inaugural del Mundial de Fútbol de Brasil ayudado por un exoesqueleto, dio a conocer al mundo esta tecnología. El pasado febrero, investigadores de la Universidad de Pittsburgh (EEUU) lograron que un paciente tetrapléjico manejara con la mente un brazo robótico capaz de siete movimientos distintos. Por otra parte, un estudio publicado el pasado agosto en la revista Scientific Reports sugiere que el entrenamiento con neuroprótesis puede ayudar a los parapléjicos a recuperar parte de su propio movimiento y sensibilidad, algo que los investigadores atribuyen a la reactivación de los nervios que permanecen intactos.

Cinco caminos hacia el “levántate y anda” Duke University

Estimulación eléctrica funcional

Aunque los exoesqueletos y otras neuroprótesis prometen un gran desarrollo en los próximos años, el sueño de todo lesionado medular sería recuperar el control de sus propios miembros. Esto es lo que busca la Estimulación Eléctrica Funcional, una técnica que transmite impulsos eléctricos a los músculos para inducir determinados patrones de movimiento; por ejemplo, el que se produce al caminar o al agarrar un objeto. En el caso más sencillo, estos movimientos se manejan mediante botones, pero el horizonte es lograr que el paciente los controle con su propio cerebro. El pasado abril, investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU) lograron por primera vez que una persona tetrapléjica ejecutara hasta seis movimientos distintos con su propia mano y su muñeca mediante los electrodos implantados en su cerebro.

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