Todo son malas noticias en torno al manejo del dolor de espalda y cuello, la causa principal de incapacidad en todo el mundo y uno de los trastornos más comunes en personas aparentemente sanas.
Después de que el Instituto Nacional de Excelencia Clínica (NICE) de Reino Unido actualizara el pasado mes de noviembre sus guías de práctica clínica y desechara de un plumazo la acupuntura y el paracetamol (al menos como fármaco único) para tratarlo, un estudio publicado en la última edición de Annals of the Rheumatic Diseases acaba con la otra gran esperanza farmacológica: los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
El trabajo es un completo metaanálisis, que analizó 35 estudios que comparaban fármacos de este tipo -el más consumido es el ibuprofeno- con placebo, una pastilla de aspecto similar pero sin ningún compuesto activo entre sus ingredientes.
Aunque no se puede decir que los fármacos fueran completamente ineficaces para este tipo de dolor, sólo resultaban útiles para un pequeñísimo porcentaje de los pacientes. Por el contrario, sus efectos adversos afectaban a todos.
De hecho, sólo en tres de los 14 análisis que realizaron sobre los datos, demostraron los fármacos una eficacia "ligeramente superior" a lo establecido para considerar que tenía importancia clínica.
A efectos prácticos, el estudio revela que sólo uno de cada seis pacientes que toman estos medicamentos se benefician de ellos más que si hubieran tomado una píldora de azúcar.
Además, las personas que consumían este tipo de medicamentos multiplicaban por 2,5 su riesgo de sufrir problemas gastrointestinales, como úlceras o sangrado.
Entonces, ¿qué les queda a los numerosos pacientes de este trastorno? El NICE recomienda la práctica de ejercicio físico, personalizado según las características del enfermo. En la misma línea, una revisión Cochrane del mes pasado concluye: "La evidencia científica disponible sugiere que la actividad física y el ejercicio son intervenciones con pocos efectos adversos que pueden mejorar la gravedad del dolor y la función física y, consecuentemente, la calidad de vida".
En cualquier caso, esto tampoco parece suficiente. "Lo que queda claro ahora es que las medicinas recomendadas por las guías de práctica clínica para el manejo del dolor de espalda no ofrecen efectos importantes clínicos sobre el placebo", escriben los autores, que concluyen: "Hay una necesidad urgente de desarrollar nuevos analgésicos para el dolor de espalda y cuello".