La probabilidad de sufrir la caída de un rayo en toda la vida es de 1 entre 12.000, y la de ser alcanzado por dos rayos es de 1 entre 9 millones, aunque la posibilidad de ganar el premio máximo de la lotería es más baja aún. Asimismo, ser golpeado por un rayo no implica necesariamente la muerte; de hecho, hasta el 90% de las personas que sufren tal evento sobreviven.
Cuando alguien es afectado por la caída de un rayo, lo más común es sufrir secuelas como las famosas figuras de Lichtenberg -unas marcas sobre la piel que siguen un patrón característico-, que se producen tras sólo tres milisegundos después de que la energía de dicho rayo atraviese el cuerpo humano. En otros casos se sufren heridas, cicatrices e incluso quemaduras, incluida la de la ropa que se lleve en ese momento. Y, en pocos casos, la muerte, que suele ser al aire libre.
Una extraña muerte
Por esta razón, un caso publicado en la última edición del Journal of Forensic Medicine & Pathology es una rareza entre las rarezas, pues se trata de un hombre de 53 años que fue hallado muerto dentro de su hogar tras no contestar a las llamadas de sus familiares, los cuales llamaron preocupados a la policía.
Cuando accedieron a la casa del hombre encontraron su cadáver lleno de graves quemaduras entre dos caballetes metálicos. Sin embargo, no había fuego o signos del mismo en el lugar, ni ninguna señal de un mal funcionamiento de la red eléctrica.
En un principio la policía se planteó que el individuo hubiese sido quemado en otro lugar y trasladado a la casa posteriormente, pero no había signos que sostuviesen tal hipótesis. La causa de su fallecimiento había sido mucho más rara.
En este caso, entrando en detalles, se pudo ver que el 70% del cuerpo del hombre estaba cubierto de quemaduras de primer, segundo y tercer grado; además, la ropa y el pelo del fallecido se encontraban chamuscados, mientras que había zonas totalmente intactas. Destacaban, sobre todo, las quemaduras más graves localizadas en su pie izquierdo y su pulgar derecho, este último con una coloración amarilla muy llamativa. Los pulmones del hombre no contenían hollín -lo cual descartaría también la combustión del hombre como forma de "asesinato"-, pero sí había signos de insuficiencia cardíaca.
Por otro lado, las vigas de acero que sobresalían de la zona central de la casa hacia el exterior, y las herramientas de metal esparcidas por el suelo alrededor del hombre, parecían estar alineadas y quemadas, aunque no por fuego.
La conclusión a la que llegaron los investigadores es que un rayo habría pasado por en medio de las vigas, formando un arco a través de las herramientas metálicas, atravesando completamente el cuerpo del hombre desde su pie izquierdo hasta salir por el pulgar derecho. En medio de todo este camino, el rayo también habría atravesado su corazón, causándole una muerte instantánea.
Por qué es inusual
Aunque los meteorólogos de la zona confirmaron que se había producido una tormenta eléctrica unas horas antes justo donde se situaba la casa del fallecido, a la hora aproximada de la muerte del mismo, el caso no deja de ser inusual.
La muerte por un rayo es posible pero rara. En Estados Unidos sólo mueren 35 personas al año por esta causa (en España apenas hay una o dos muertes al año). Lo común en todos estos fallecimientos es que la caída del rayo se produzca al aire libre. Cuando se produce un rayo en el interior de una casa suele deberse al uso del teléfono fijo, y muy rara vez produce la muerte, como en este caso.
Aún así, y a pesar de lo poco probable que es perder la vida por esta causa, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU aconseja mantenerse alejado de equipos eléctricos y teléfonos fijos con cable durante una tormenta eléctrica. Y, si vivimos en una casa con vigas metálicas como la del hombre de este caso, es mejor mantenerse alejado de ellas también.