Uno de los momentos más complicados de la vida de un estudiante viene cuando, una vez finalizada su carrera universitaria, debe decidir qué quiere hacer con su futuro.
Unos comienzan directamente con el envío masivo de curricula con la esperanza de encontrar un trabajo acorde a sus estudios, otros viajan al extranjero para aprender idiomas, otros lo hacen forzosamente en busca del trabajo que no consiguieron con los curriculums y, por último, algunos deciden seguir sus estudios, optando primero por el máster y luego por el doctorado.
Esta última es una opción apasionante, que convierte a quién la elige en un verdadero experto en la materia en la que decide doctorarse, pero el camino es complicado y, muy a menudo, queda marcado por la aparición de problemas psicológicos, a los que debe prestarse la atención adecuada.
Doctorado y depresión
"Te casarás con tu trabajo". Esta es una de las frases típicas con las que aquellos que ya han pasado por el proceso de doctorarse avisan a los inocentes estudiantes predoctorales de lo que está por venir.
Realizar una tesis doctoral en una materia concreta es un trabajo emocionante, pero requiere de muchísimo estrés y tiempo de dedicación; que, en muchos casos, acaba robándose al ocio, la familia o los amigos.
Como consecuencia, según un artículo publicado recientemente en Research Policy, la prevalencia de problemas de salud mental en estudiantes de doctorado es mucho mayor que en la población general, incluyendo personas con niveles educativos muy altos.
Dicho estudio fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Gante, y consistió en el análisis del estado psicológico de 3.659 doctorandos belgas.
Se observó que una proporción muy alta de ellos sufría de estrés, que podía ser provocado por causas como los problemas con la conciliación familiar, la sobrecarga de trabajo, los supervisores poco aptos o la demanda de objetivos poco realistas.
Por otro lado, se conoce que los trastornos psicológicos, especialmente la depresión, afectan con más probabilidad a las mujeres, por lo que las estudiantes femeninas de doctorado tienen aún una probabilidad mayor de sufrir estos problemas.
Todo esto pueden parecer obviedades, pero son hechos a los que se debe prestar la atención adecuada para poder buscar soluciones a tiempo.
Y es que, según otro estudio reciente de la Universidad de Duke, el 83% de la población sufrirá algún tipo de desorden mental a lo largo de su vida, por lo que es importante tener claro los factores que pueden desencadenarlo, con el fin de luchar contra esos porcentajes en un futuro.
Lógicamente, el primer paso es localizar a los sectores más propensos y parece ser que las universidades y los centros de investigación son un lugar perfecto para empezar.