Los niños con una un nivel de inteligencia más elevado viven más tiempo. Esta es la principal conclusión que se extrae de un estudio publicado por The British Medical Journal, en el que se ha relacionado el coeficiente intelectual en la infancia con el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas, cánceres relacionados con el tabaquismo, enfermedades respiratorias o demencia. Los resultados sugieren que la capacidad mental de las personas está íntimamente relacionada con el estilo de vida y con el consumo de tabaco.
Los científicos de la Universidad de Edimburgo que han realizado esta investigación estudiaron la relación existente entre el cociente intelectual de niños escoceses nacidos en 1936 con las causas de su fallecimiento hasta los 79 años. Se trata del mayor estudio realizado hasta la fecha, y en él participaron un total de 33.536 hombres y 32.229 mujeres que realizaron una prueba de inteligencia a los 11 años de edad (en 1947) y fallecieron antes de diciembre de 2015.
Teniendo en cuenta distintos factores que podían haber influido en los resultados tales como la edad, el sexo o el nivel socioeconómico, los investigadores concluyeron que los sujetos que obtuvieron unos mejores resultados en estas pruebas tenían un menor riesgo de muerte. O lo que es lo mismo: los niños más inteligentes tienen un estilo de vida más saludable y ello, evidentemente, influye en su longevidad.
Así, por ejemplo, se ha podido comprobar que los sujetos con altas puntuaciones en las pruebas de inteligencia tienen un 28% menos de probabilidad de sufrir muertes por enfermedades respiratorias, un 25% menos por enfermedades cardíacas coronarias y un 24% menos por accidentes cerebrovasculares. Existe también una vinculación notable con las muertes por cánceres relacionados con el tabaco (particularmente pulmón y estómago), enfermedades digestivas, y demencia.
Según indican los propios autores, los puntos fuertes de este estudio residen precisamente en su amplia muestra, en el seguimiento realizado durante 68 años y la posibilidad de ajustar algunos factores de confusión que pudieron influir en el mismo.
Sin embargo, tal y como los investigadores de la Universidad de Edimburgo relatan en un editorial relacionado con la publicación, lo más importante es "destacar que el coeficiente intelectual infantil está fuertemente asociado a las causas de muerte por factores de riesgo ya conocidos". "El consumo de tabaco y su distribución a lo largo del espectro socioeconómico podrían ser de particular importancia aquí", finalizan.