A la hora de tomar la decisión de tener hijos, las mujeres suelen darse más prisa que los hombres. Esto es por temor a que el momento elegido sea demasiado tarde para conseguir el embarazo.
Ellas nacen con una reserva concreta de óvulos que se van perdiendo a medida que pasan los años, dejando los de peor calidad para el final. Mientras tanto, los hombres siguen produciendo espermatozoides durante toda su vida.
Para entenderlo no hay más que ver casos como el de Julio Iglesias Puga, más conocido como Papuchi, que engendró a su cuarta hija, a la que nunca llegó a conocer, justo antes de morir, a los 90 años de edad. Sin embargo, un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Harvard ha demostrado que los hombres también tienen su propio reloj biológico. Aunque funciona bastante más despacio que el de las mujeres, a ellos también se les pasa el arroz.
La carrera de la fertilidad
Según la bióloga de la reproducción Laura Dodge, de la Universidad de Harvard, el éxito de los tratamientos de fecundación in vitro no depende sólo de la edad de la madre, sino que el padre tiene también mucho que ver en ello.
Con el fin de demostrarlo ha llevado a cabo un estudio, que se presentó este jueves en la Reunión Anual de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología. En él, se muestran datos de los resultados de 19.000 ciclos de reproducción asistida a los que se han sometido un total de 8.000 parejas en los últimos 15 años.
Ambos miembros de la pareja fueron clasificados en grupos, según su edad, que podía ser menor de 30, entre 30 y 35, entre 35 y 40 o entre 40 y 42.
Como cabía esperar, fue la edad elevada de la mujer la que disminuyó de una forma más significativa la probabilidad de éxito, pero también lo hizo la edad demasiado alta de los hombres.
De hecho, cuando las mujeres más jóvenes trataban de tener hijos con hombres de los mayores grupos de edad, era más probable que el embarazo no llegaran a término. Mientras tanto, los resultados en féminas de entre 35 y 40 años eran notablemente mejores si su pareja masculina se encontraba por debajo de los 30 años.
No hubo diferencias remarcables en los casos en los que la edad de ambos miembros de la pareja era similar. Por lo tanto, en el estudio se apoya el hecho de la influencia de la edad femenina sobre la fertilidad, pero se aportan nuevos datos sobre el reloj biológico de los hombres.
Esta información no ha sido comprobada por otros científicos, pero en caso de confirmarse aportaría datos muy importantes a tener en cuenta en las clínicas reproductivas.
Además, también daría un gran argumento a las mujeres que tratan de convencer a sus parejas para tener hijos lo antes posible. Y es que no sólo ellas tienen que darse prisa para traer descendencia al mundo. El tiempo corre para todos.